El borrador del Plan de Juventud Municipal destaca una disminución de 4.000 jóvenes en Alicante en los últimos años

Alicante

El borrador del primer Plan de Juventud Municipal muestra una bajada considerable de personas jóvenes en la ciudad, pasando de 72.000 a 68.000 en los últimos años y desde el Consell de la Joventut achacan esta disminución a la falta de compromiso del Ayuntamiento de Alicante en instaurar políticas reales para la juventud.

Un plan que también destaca la falta de diálogo de la administración local con este sector de la población o a las reivindicaciones del propio Consell de la Joventut.

Su presidente, Álvar López de Medina destaca que todavía falta desarrollar políticas en materia de vivienda joven, actuaciones para incentivar la ocupación así como una red más grande de centros de recursos municipales para la juventud, ya que en la ciudad solo se encuentra el centro Unamuno en Virgen del Remedio y el Centro 14 en El Barrio.

El borrador del nuevo documento refleja también que la mayor parte de personas jóvenes reside en los barrios periféricos de la ciudad, alejados de la zona centro donde se ubican las actuales oficinas principales de la concejalía de Juventud.

Álvar López señala que para hacer posible todas estas políticas es fundamental aumentar el presupuesto de la Concejalía de Juventud, en la que la inversión anual por cada persona joven oscila entre los 4,88 y los 5,5 euros. Le pide a todos los grupos políticos que hagan cumplir este Plan de Juventud Municipal, desarrollado por la Universidad de Alicante, a partir de 2023.

"Si Alicante contase con unas políticas reales de juventud, en las que primen la transversalidad, el compromiso y el diálogo entre el Ayuntamiento y las personas jóvenes, podríamos conseguir una ciudad más amable, más accesible y con mayores recursos y posibilidades para todas las personas jóvenes" ha destacado.

Además, el presidente del Consell de la Joventut explica que las nuevas ayudas económicas municipales al carné de conducir y a la enseñanza de idiomas, que permiten sufragar una parte de los gastos y matrículas, no resuelven los problemas de precariedad juvenil.