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Mazda desarrolla un sistema que reconoce a cada conductor y configura automáticamente la posición del asiento, el volante y los retrovisores

El sistema utiliza una cámara orientada hacia el conductor y tecnología de estimación de la complexión física

Mazda personaliza el puesto de conducción en su nuevo Mazda CX-60 / Mazda

València

Los investigadores de Mazda han determinado que menos de la mitad de los conductores adoptan una posición correcta, en términos de comodidad, seguridad y control. La solución la han encontrado con el nuevo Mazda CX-60.

Mazda ha estudiado cada punto de contacto del coche, desde la forma y el funcionamiento de los tiradores de las puertas hasta el tacto de los mandos y ha considerado imprescindible ayudar a los conductores a sentarse correctamente al volante.

El equipo de Nobuaki Tabata, director del programa de Arquitectura eléctrica y electrónica de la División de Desarrollo de sistemas de control integrados, concluyó que, en realidad, la mayoría de los conductores no saben hacer los ajustes necesarios para conseguir una posición de conducción óptima. “Durante el desarrollo del Mazda CX-60 vimos que muchos conductores no saben ajustar la posición del asiento para conseguir un nivel óptimo de confort. Es más, tenemos datos de estudios que apuntan a que solamente el 40% de los conductores se sientan correctamente”, afirma.

Para resolver este problema, Mazda ha desarrollado un sistema que reconoce a cada conductor y configura automáticamente la posición del asiento, el volante, los retrovisores y la pantalla Head Up Display para maximizar el confort y la seguridad.

El sistema utiliza una cámara orientada hacia el conductor y tecnología de estimación de la complexión física. En cuanto el conductor introduce su altura manualmente con el mando HMI (esta operación solo se hace una vez, en la primera configuración), el sistema calcula la mejor postura para esa persona basándose en la posición de los ojos, y aplica los ajustes necesarios. Por supuesto, el conductor puede modificar los ajustes si lo desea.

Cuando el conductor apaga el motor y se desabrocha el cinturón de seguridad, el asiento y el volante se reajustan automáticamente para facilitarle la salida del coche.

“El sistema de reconocimiento facial de este coche permite personalizar más de cien parámetros”, afirma Tabata. “El desarrollo de esta función ha requerido un volumen de datos enorme. En primer lugar, el reconocimiento facial identifica al conductor; a continuación, un sistema de estimación de su complexión física sugiere cuáles son los ajustes óptimos del asiento. Es algo así como orientar al conductor basándose en la experiencia del fabricante”.

Definir la posición de conducción perfecta es solo el principio. “El sistema de reconocimiento facial de este coche permite personalizar más de cien parámetros —continúa Tabata—. Por ejemplo, los ajustes individuales de sonido de la música, el volumen de las alertas de seguridad o la iluminación ambiental. Todo ello se puede adaptar a conductores concretos”.

El objetivo que persigue Mazda con esta tecnología de reconocimiento facial es el de reducir el estrés del conductor, incluso antes de que el coche se ponga en movimiento. De este modo, la conducción del Mazda CX-60 no solo resulta más segura, sino también más relajada, tranquila y entretenida para el propio conductor y para los pasajeros.

 
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