Asumamos que vivimos en un mundo contradictorio

Alicante

Asumamos que vivimos en un mundo contradictorio. Y me quiero referir a este mundial tan extraño. Ni hay ambiente ni que se celebre en Qatar contribuye a darle una mayor dimensión a una pasión que es mundial, pero cuya pelota tiene un dueño. A los más veteranos del lugar, la cosa nos suena. Ya cuando éramos pequeños y jugamos en el patio del cole, el que ponía el balón marcaba las reglas. Y esa máxima es una ley tan cierta y tan universal como la de la gravedad.

Y aquí quienes mandan son Qatar y la FIFA, que hasta han conseguido con amenazas que los capitanes de varias selecciones, entre ellas no estaba España, saltaran al terreno de juego sin llevar un brazalete arcoíris con las palabras 'One Love'.

Pese a ello, en la inauguración, una empresa alicantina jugó un papel destacado ya que creó la estructura de la maqueta gigante que se pudo ver. ¿Merece esta compañía algún tipo de reprobación? ¿O la merecen los jugadores que callan? ¿O los espectadores que ven los partidos?

Obviamente, no. No son cómplices de nada.

Y, por cierto, una disculpa, porque en mi columna de ayer dejaba entrever que Madrid no hace un gran esfuerzo en la depuración de aguas. No es así. Es de las autonomías que más agua depura. Aunque, obviamente, a la vista de cómo está el Jarama, no toda.