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¿Qué le pasa a Valencia Basket?

El club taronja afronta la primera gran crisis 22/23 al encadenar cinco derrotas consecutivas

El entrenador del Valencia Basket, Álex Mumbrú, durante el encuentro de la fase regular de la Euroliga de baloncesto ante el Real Madrid disputado hoy martes en el pabellón de la Fuente de San Luis, en Valencia. / Miguel Ángel Polo EFE

Valencia

Virtus Bolonia, Lenovo Tenerife, Real Madrid, Zalgiris Kaunas y Unicaja Málaga. Valencia Basket ha perdido cinco partidos consecutivos en diez días, del 17 de noviembre al 27 de noviembre. No es solo un problema de resultados. Ojalá. Al equipo se le ha parado el reloj. ¿Cuáles son las causas que explican esta primera -ojalá que sea la última- gran crisis de la temporada 22/23? Vamos con ellas:

1. NO DEFENSE, NO GLORY. En los cinco encuentros que nos ocupan, Valencia Basket no ha sido capaz de defender con consistencia un solo cuarto. Ese debía ser el rasgo principal del juego que trata de establecer Álex Mumbru, la defensa. Pero la defensa no está funcionando. Ha encajado parciales abultados con excesiva facilidad. Perdió de 30 en el Paladozza, de 16 en Santa Cruz de Tenerife y por la misma renta ayer en La Fonteta. La dureza exhibida en escenarios hostiles como Estambul o el Pireo ha desaparecido por completo. Llama poderosamente la atención que un equipo cuyo primer mandamiento es la intensidad defensiva sea el penúltimo en recuperaciones en ACB o el que menos tapones coloca en Euroliga (13). Solo 1'3 por partido. Maccabi (4'4), ALBA Berlín (4'0) o Real Madrid (3'9) están a otro nivel.

2. NI MÚSCULO NI HAMBRE EN EL 5. Esto nos lleva directamente a una de las grandes carencias que se está viendo en los primeros meses de competición. Mumbrú no dispone de un verdadero cinco intimidador que ponga tapones o, como poco, cambie tiros. Realmente, desde Tibor Pleiss en la 17/18, el equipo no tiene ese perfil. Motum, Ndour, Labeyrie o Tobey han sido las piezas elegidas por Mulero para el juego interior en los últimos años. La planificación deportiva ha vuelto a ser deficiente en la posición de pivot. Dubi no tiene la regularidad ni el hambre que debería tener un jugador con su salario. No es el capitán que requiere el club en situaciones de dificultad. Y la dirección deportiva tampoco le aprieta las tuercas firmando un refuerzo de verdad que ponga en aprietos su etiqueta de indiscutible y sus veintitantos minutos por partido. Bojan está acomodado y lo recomendable sería que este fuera su último año. Kyle Alexander no aporta nada hasta el momento. No llega a cinco puntos y apenas aporta tres rebotes de media en ACB. Sigo pensando que, sabiendo que Mumbrú pretendía implantar un estilo basado en la defensa, Mulero no le ha proporcionado ni el músculo ni los currantes necesarios para ello. El equipo da la impresión de estar a medio camino entre lo que quiere el nuevo coach y a lo que jugaba la vieja guardia.

3. FALTAN SISTEMAS DE ATAQUE EN ESTÁTICO. Kyle Alexander pensará, sin embargo, que sus paupérrimos números tienen coartada. En un porcentaje demasiado elevado de los ataques taronja, la pelota no llega al poste bajo. Y, cuando llega, es sucia y en los últimos segundos de posesión. Cuesta identificar sistemas trabajados en estático. Mumbrú ya reconoció en público que la atípica pretemporada condicionó el apartado táctico y que quiso esperar a que estuvieran todos para empezar a meter carga de sistemas al grupo. Tengo la impresión de que el tiempo y los partidos cada tres días le han atropellado. En situaciones de colapso, la suerte de Valencia Basket depende de la inspiración de Chris Jones en el uno contra uno. Mucho bote, mucho pick and roll previsible y muy poca circulación del balón. Como decía ayer el entrenador después de perder contra Unicaja, hay mucho que trabajar.

4. TENER ENFADADOS A DOS ES MEJOR QUE A DOCE... O A OCHO MIL. Me marché de La Fonteta el viernes después de la derrota contra Zalgiris con varias conclusiones claras. Una de ellas es que a Mumbrú, como le ha ocurrido a la mayoría de entrenadores que han pasado por Valencia Basket en los últimos años, le cuesta gestionar una rotación de doce jugadores. Esa noche, no hubiera pasado nada si Pradilla o Alexander no juegan un solo segundo. Más frescos para haber estado mejor ayer contra Unicaja. La situación pide automatizar soluciones. Pide repetición de las pocas acciones que funcionan. Y eso se pierde con tanto cambio. Álex debe estar buscando frescura física. Pero con la cabeza bloqueada da igual cómo estén las piernas.

5. CHRIS JONES NO ESTÁ AL 100%. No es ningún secreto, pero conviene remarcarlo. El base titular del equipo ha forzado para jugar contra Zalgiris y Unicaja después de perderse el partido contra el Real Madrid. No quiere parar porque siente que, sin él, Valencia Basket agravaría notablemente sus problemas en pista. Pero, ahora mismo, no tiene la chispa necesaria para marcar diferencias jugando 27-28 minutos de media durante una serie de cinco partidos en diez días.

6. EL PEAJE DEL APRENDIZAJE DE HARPER. Jared Harper parece no haberse dado cuenta todavía de que ha llegado a una liga de verdad, en la que se compite cada segundo. Y en la que cualquier base rival puede triturarte sin la intensidad y la tensión necesarias. Alguien debería decírselo. Alguien además de Mumbrú, que ya se lo ha dicho. En privado y en público. Está aprendiendo a jugar en Europa. Y Valencia Basket está pagando con creces el peaje de ese aprendizaje. Blando en los pases, con mucha timidez, incapaz de pegar un grito a sus compañeros para que le pongan un bloqueo. No es de recibo verle perder tantos balones antes de cruzar a pista contraria. Tiene potencial, un cambio de ritmo diferencial y enchufa. Pero hoy resta más de lo que suma. Mejor dicho, resta mucho más de lo que suma. Si no cambia pronto, sobre todo de actitud, cortarle debería ser una posibilidad sobre la mesa de la cúpula taronja.

7. TE VAMOS A ECHAR MUCHO DE MENOS, SAM. En estas circunstancias, la lesión de Van Rossom y esa intervención quirúrgica en su rodilla derecha que le va a tener fuera, como mínimo, un par de meses es de las peores noticias que podrían darse. Estando en condiciones físicas óptimas, estoy convencido que Sam hubiera jugado ayer contra Unicaja más minutos incluso que Chris Jones. El equipo necesita dirección, soluciones y liderazgo. Y Van Rossom es un número uno en todo eso. Mumbrú ya no podrá aferrarse a él. Sin ese comodín de la llamada, Valencia pierde mucho. Muchísimo.

8. TROPEZAR DOS VECES EN LA MISMA PIEDRA. Escuché a Mumbrú antes del partido contra Unicaja exponiendo los planes del club para la posición de base por la mencionada baja de Van Rossom. Sonaba bastante convencido: "Sam va a perderse varios meses. Tampoco tenemos a Martin, al que todavía le quedan dos o tres meses de recuperación. Y bueno, de momento sondear el mercado no. Vamos a confiar en L'Alqueria. Tenemos una Alqueria aquí al lado llena de chavales que vienen todos los días a entrenar y que se merecen la oportunidad de poder ayudarnos aunque estemos en Euroliga". Error. Otra vez error. Reconozco que debe ser difícil justificarle al señor que pone el dinero que, teniendo en nómina a Jones, Harper, Sam, Hermannsson y hasta Radebaugh, hay que fichar. Pero es que... hay que fichar. De todos esos, el único en condiciones de producir de verdad en la posición de base a corto plazo en Chris Jones. Todos los demás no pueden. Respecto a L'Alqueria, no es conveniente saltarse fases. Corremos el riesgo de 'quemar' a futuros buenos jugadores en el deseo de agradar al dueño mostrándole que los chavales ya llegan al primer equipo. Si son buenos, llegarán igualmente. Pero cuando les toque. Baskonia ficha a Henry con la temporada en marcha y aquí la idea es darle bola a Lucas Marí. Que a Mumbrú le parezca bien es algo que podíamos intuir sabiendo que ha firmado tres años. Pero Álex no necesita chavales en estos momentos. Necesita experiencias, criterio, soluciones. Necesita victorias. O de lo contrario el ruido y los pitos en La Fonteta irán a más.

9. LA ESCASA ANOTACIÓN EN EL 2 Y EN EL 3. En la racha de cinco derrotas consecutivas, Valencia apenas promedia 70 puntos. Son cifras dramáticas para un equipo que quiere estar arriba. Estadísticas que solo tendrían justificación si la defensa fuera excelsa y el equipo jugara a eso: meter 70 y que le metieran poco más de 60. Pero no es el caso. Especialmente alarmante es lo de Klemen Prepelic. Máximo anotador taronja la temporada pasada, este año no la mete ni en una piscina olímpica. Es una cuestión mental, seguro, pero también de pizarra. No se ve ni un simple carretón para él. Seguro que se trabajan jugadas durante la semana, pero no se ven. El problema de anotación es extensivo a todos los escoltas y aleros. Como consecuencia de los problemas colectivos en estático, el perímetro no genera puntos. También es verdad que, excepto quizá XLA, ni Radebaugh, ni Puerto ni Claver tienen gracia especial para encontrar canasta.

10. EL EQUIPO SE ENCOGE EN LA FONTETA. Ausente Van Rossom, al grupo le falta un gran líder en pista que tire del carro y pegue dos gritos cuando toca. Ese no es el ADN ni el carácter de jugadores que podrían asumir ese rol como Dubi o Claver. En casa, Valencia Basket se agarrota y encoge ante las lógicas y justificadas protestas de La Fonteta.

Fran Guaita

Fran Guaita

Jefe de Deportes en Radio Valencia y director de SER Deportivos Valencia

 
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