Pérdidas irreparables
Javier Llopis, periodista

La Columna Javier Llopis (26/12/2022) "Pérdidas irreparables"
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Alcoy
Hay una teoría bastante creíble que afirma que Alcoy se ha quedado sin casco histórico por una razón muy simple: el desconocimiento general del valor patrimonial de esta zona urbana. Durante décadas, la mayor parte de los alcoyanos hemos contemplado con absoluta indiferencia la destrucción de viejas casas medievales, de bloques de pisos obreros de la Revolución Industrial y hasta de espectaculares edificios modernistas. Durante décadas, buena parte de la población alcoyana despreció este legado arquitectónico, considerándolo un lastre para la entrada en la modernidad. Cuando nos dimos cuenta de esta enorme metedura de pata, ya era demasiado tarde y el corazón de la ciudad era una sucesión vergonzante de solares vacíos.
Una historia muy parecida a ésta está a punto de pasar en los Valles de Polop, en los que Iberdrola pretende construir una macroplanta para la producción de energía fotovoltaica. Para buena parte de la opinión pública alcoyana este paraje natural es un entorno absolutamente desconocido. De forma claramente torticera, la polémica en torno a este proyecto se intenta reducir a un conflicto clásico con los ecologistas, cuando lo que realmente está en juego es la supervivencia de un conjunto paisajístico de altísimo valor.
Basta con darse un paseo por la zona para comprobar que algo no cuadra en este asunto. Llenar de placas solares unos paisajes hermosos y singulares, en los que conviven las masías centenarias con las áreas boscosas y los terrenos agrícolas es un billete directo hacia la destrucción y hacia el empobrecimiento patrimonial de esta ciudad llamada Alcoy. Resulta inexplicable que en un país lleno de secarrales y de zonas semidesérticas se haya elegido una ubicación tan sensible.
La batalla contra este atropello tendrá como escenario obligado los tribunales y los pasillos de la administración. Pero su éxito estará condicionado a un trámite obligado: explicarles a los alcoyanos que están a punto de añadir un nombre más a esa interminable lista de pérdidas irreparables que hacen que su ciudad sea un lugar más feo, más anodino y más desprovisto de vida.




