El ascensor del castillo de Santa Bárbara o cómo pasar de la anécdota a la categoría

Alicante

Y como dijo aquel, los barcos de The Ocean Race ya son historia y mañana miércoles comienza en Madrid la Feria Internacional del Turismo, FITUR 2023, el primer certamen en cierta medida pospandémico.

Dos eventos de imagen y de proyección para la ciudad que han pasado o al que vamos a acudir, si no hay un giro importante de las cosas, con el ascensor al castillo de Santa Bárbara estropeado desde hace semanas. Un hecho entre lo curioso y lo paradójico. Y fíjense que costó abrirlo tras la pandemia.

Alguien puede pensar que estamos ante una avería más o que al final somos los alicantinos los que le damos más importancia al hecho que los propios turistas, lo cual es una forma muy miope de ver las cosas, porque las redes sociales amplifican este tipo de inconvenientes, que dejan de ser anécdotas para convertirse en categoría. No podemos permitir que las averías se conviertan en un hecho simbólico.

El castillo es nuestro principal hito histórico y cultural. No es algo nuevo, aunque las lanzaderas sean recientes. Tampoco acabamos de descubrir que es nuestro principal atractivo turístico, al margen de las playas, con lo cual, estaría bien que el consistorio se replanteara el problema del ascensor, le diera la importancia que tiene -no estamos ante una simple anécdota- y buscara una solución definitiva a las reiteradas averías.