El Ayuntamiento de València apuesta por el autoconsumo eléctrico con la creación de una empresa municipal de energía sostenible

Valencia

El Ayuntamiento de València quiere producir su propia energía eléctrica. El autoconsumo es el primer objetivo de la Empresa Municipal de Energía Sostenible cuyo proyecto pasará mañana por la comisión de ecología urbana donde se creará un equipo que trabaje en la creación de una mercantil participada al 51% por el Ayuntamiento y donde el 49% restante será para la empresa privada (elegida en un proceso competitivo) que monte las placas solares y garantice su mantenimiento.

Eso en una primera fase en la que el ayuntamiento pretende instalar placas en más de 500 edificios municipales (respetando la normativa de edificios históricos) para, primero, lograr la autosuficiencia y más tarde permitir que el sobrante, gestionado por esa empresa privada, pueda ser aprovechado por comunidades energéticas. El ayuntamiento no busca, como han hecho otras ciudades, comercializar, solo generar energía.

Un proyecto dentro de la agenda València 2030 por la que la capital del Turia pretende ser una de las primeras 100 ciudades del mundo descarbonizadas. En ese sentido Joan Ribó ha anunciado que hay una empresa interesada en fabricar en el entorno de la capital las placas solares que hoy se compran mayoritariamente a China. Asimismo se trabaja en la descarbonización reduciendo las emisiones del tráfico rodado. La idea la resumía tirando de Shakira el concejal de emergencia climática Alejandro Ramón: "Del Twingo al Tesla".

Eso sí, lo de las zonas de bajas emisiones tendrá que esperar porque su puesta en marcha está dando problemas en otras capitales y falta todavía que se aclaren algunos aspectos reglamentarios y legales. Al tiempo, ha explicado Ribó, son conscientes de que los vehículos eléctricos también necesitan puntos de recarga y trabajan en un proyecto que busca convertir farolas en eso, en puntos de recarga.

De momento lo que no se plantea el ayuntamiento es qué pasará con las placas solares cuándo acaben su vida útil. Está estimada en 25 años y no preocupa de momento al alcalde.

Únete al canal de WhatsApp de la SER