Estábamos mejor sin VAR

València

Cada partido, cada jornada, cada eliminatoria que pasa es más evidente. El VAR no ha solucionado los conflictos arbitrales en el fútbol. Más bien todo lo contrario. La herramienta que llegó para detectar errores groseros en los colegiados está siendo utilizada de forma perversa. En lugar de resolver los goles fantasma o castigar las entradas peligrosas, el VAR se centra ahora, sobre todo, en perseguir manos involuntarias como la de Gabriel Paulista contra el Almería, que antes jamás se pitaban. De esas hay varias todas las semanas. Unas se pitan y otras no. Nadie sabe la razón. Nadie. Lo mismo sucede con las acciones de juego violento. En tres días, dos jugadas idénticas en el Camp Nou. Dos planchazos peligrosos. De roja. Anoche, el VAR expulsó a Brais. El domingo, el VAR no echó a Dembelé. Acciones idénticas. Diferente castigo. Ni viéndolo por la tele aciertan y unifican criterios. Estábamos mejor sin VAR.