No es pedir mucho

Alcoy

Me metí en internet e hice el experimento. Los resultados fueron descorazonadores y me empujaron al oscuro pozo de la depresión patriótica. En mala hora se me ocurrió mirar los horarios de tren para viajar entre Gandía y València, comprobando incrédulo que había 38 servicios cada día, entre las 5:52 de la mañana y las 22:25 de la noche. En sentido contrario, para viajar entre la capital del Regne y la de la Safor, el número de trayectos todavía era mayor, hasta alcanzar los 41, cubriendo un abanico de horarios que empieza a las 6:11 de la mañana y que acaba a las 22:41 de la noche. Tras comparar estas cifras con los ridículos 4 o 5 servicios diarios (los mismos en sentido contrario) de la línea Alcoy-València, la sensación de cabreo y de tristeza fue in crescendo.

Superado el estupor generado por este brutal contraste, toca extraer conclusiones. La primera está clara: para los felices gandienses, el ferrocarril es un medio de transporte cómodo y ecológico que les permite viajar a la capital o recorrer su comarca sin tener que perder el día. Para los desdichados alcoyanos, el ferrocarril es un dolor de muelas enquistado desde hace décadas, que convierte un viaje a València en algo más parecido a una epopeya decimonónica que a un desplazamiento en el siglo XXI.

Ante estas sangrantes evidencias he decidido dar un drástico cambio a mi postura sobre el futuro del tren. Ignoraré y despreciaré airadamente a cualquier político que venga a venderme difusos proyectos de modernización y millonarios planes de inversión. Se han acabado todas estas monsergas; a partir de ahora, exigiré a cualquier aspirante a conseguir mi voto un compromiso escrito ante notario para que la línea Alcoy-Xàtiva tenga por los menos la mitad de los servicios y de la rapidez que su homóloga en Gandía.

Llevamos dándole vueltas a este momio desde el año 1985 y tras un alud de promesas, mentiras y tomaduras de pelo, ya sería hora de que alguien bajara al territorio de la gente normal y pusiera sobre la mesa un compromiso claro y factible. Estamos hartos de soportar un tren testimonial, queremos una línea férrea útil. No es pedir mucho.