La salud mental olvidada en las prisiones

València

Igual que en alguna ocasión he destacado la apuesta del gobierno valenciano por tomarse mucho más en serio y visibilizar la problemática entorno a la salud mental, hay que decir muy claro que el sistema ha fallado hasta ahora, en general, y muy especialmente en las prisiones. Como han denunciado y con toda la razón organizaciones sociales y humanitarias, si los derechos de los reclusos ya parecen concebidos como derechos para una población de segunda, en el caso de la población reclusa con problemas psiquiátricos la situación es gravísima como reflejan algunos datos. El 40% de la población reclusa de la Comunitat Valenciana tiene problemas mentales y el 90% ha sido atendida en alguna ocasión por estos problemas. El 65% del total está recibiendo algún tipo de medicación por la misma razón, todo ello con una atención deficiente, cuando no inexistente. Por ejemplo, este año durante seis meses, hubo un solo psiquiatra en la prisión de Picassent y tres en la de Fontcalent. Entre otras consecuencias, la tasa de suicidio entre la población reclusa es entre once y catorce veces más alta que en la población en general. Por si a alguien se le ha olvidado, las y los presos son seres humanos que merecen la misma atención que el resto de la población.