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Blasco Ibáñez y el Cementerio General de València

En la València Olvidada Rafa Solaz nos lleva al nicho de Vicente Blasco Ibáñez para contarnos los distintos proyectos que se barajaron para albergar sus restos

En la València Olvidada Rafa Solaz nos lleva al nicho de Vicente Blasco Ibáñez para contarnos los distintos proyectos que se barajaron para albergar sus restos

En la València Olvidada Rafa Solaz nos lleva al nicho de Vicente Blasco Ibáñez para contarnos los distintos proyectos que se barajaron para albergar sus restos

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València

Hemos venido a un lugar un poco alejado de la ciudad pero sumamente interesante: El Cementerio General de Valencia. Y tras pasar por la sección 3ª izquierda, penetramos en el llamado Cementerio Civil para encontrarnos con el nicho de Vicente Blasco Ibáñez. Estamos frente al nicho. Aún se hallan tres coronas colocadas recientemente por distintas asociaciones en el homenaje que se hizo por el aniversario de su muerte. Nos llama la atención la sencillez del nicho. En él hay grabado un escueto mensaje como epitafio testimonial:

“Quiero descansar en el más modesto cementerio valenciano, junto al Mare Nostrum que llenó de ideal mi espíritu; quiero que mi cuerpo se confunda con esta tierra de Valencia, que es el amor de todos mis amores”.

Así está grabado en la lápida de color oscuro. El sencillo nicho de Vicente Blasco Ibáñez permanece en ese antiguo Cementerio Civil donde también se hallan otros miembros de su familia, además de republicanos, ateos y librepensadores. Los restos de su hija Libertad se hallan en la sección contigua, en un panteón que, precisamente, está rematado por el busto del novelista.

Llegados a este punto tengo que decir que es muy curioso que, hasta el momento de su último viaje, la colocación de sus restos tuvo un recorrido de proyectos no realizados. Así que si os parece vamos a hablar de un poco de historia.

Sabido es que el gran novelista fallece en Mentón un 28 de enero de 1928. Allí fue enterrado y su tumba permaneció en la población francesa donde se hallaba su espléndido chalet Fontana Rosa. En 1931, tras la proclamación de la II República, se reclamaron sus restos para que pudieran ser inhumados en Valencia. Y así ocurrió. El 29 de octubre de 1933, el buque Jaime I trasladó los restos de Blasco Ibáñez hasta el puerto donde se había instalado una tribuna engalanada para ser ocupada por la familia. Fue todo un acontecimiento donde miles y miles de personas rindieron homenaje y acompañaron su recorrido.

Un homenaje de seis días

En la impagable biografía del novelista, escrita por su hija Libertad Blasco-Ibáñez (que recordemos falleció en1988), entresacamos datos interesantes sobre el momento del traslado y su recorrido por diversos puntos de la ciudad hasta llegar a la Lonja donde permanecería seis días. Después, un transporte militar condujo el féretro hasta la entrada principal del Cementerio General donde, asimismo, se había instalado un catafalco con cortinas, flores y libros del autor. El ataúd llegó a permanecer en la entrada del camposanto durante tres años.

Estallada la guerra civil, ante el peligro de que los restos de Blasco fueran profanados, a petición de la familia, el Ayuntamiento costeó el nicho actual ubicado en el antiguo Cementerio Civil, hoy convertido en sección 4. Por entonces Domingo Torres era el alcalde la ciudad. Libertad Blasco escribiría: “Una de las pocas satisfacciones que les quedaron a sus descendientes cuando el triunfo de los nacionales en 1939 los obligó a marchar al exilio”.

Anteriormente se había proyectado alzar un gran mausoleo en el Cementerio General, en la zona donde actualmente se ubica el Crematorio, un edificio de dos alturas rematado de un templete con columnas donde serían colocados los restos del escritor. A sus lados, dos escalinatas permitirían su visita. El proyecto fue diseñado por el gran arquitecto Javier Goerlich.

Otras propuestas

También hubo una propuesta de instalar el citado mausoleo en el Jardín de Monforte, pero la familia se opuso. A todo esto, el escultor Mariano Benlliure recibió el encargo por parte del Ayuntamiento para que esculpiera un gran sarcófago, rodeado de bajorrelieves incluso con la efigie del escritor en la parte superior. Al no llevarse a cabo el proyecto de Goerlich permaneció en el Museo de Bellas Artes y también en uno de los claustros del Centre del Carme.

Y el final de esta historia es que el féretro de Benlliure, se proyectó para que formara parte del mausoleo proyectado por Goerlich, debía ser el remate de este monumento y no para acoger los restos del gran novelista, féretro que después de varios recorridos, en la actualidad, se halla en el vestíbulo del Cementerio General para ser contemplado por todos los valencianos que acuden al cementerio. Un detalle: L’Ajuntament de València reprodujo fielmente el basamento de mármol que se perdió en los años.

Féretro construído por Mariano Benlliure en homenaje a Blasco Ibáñez

Féretro construído por Mariano Benlliure en homenaje a Blasco Ibáñez / Cadena SER

 
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