Ucranianos y rusos instalados en València rehacen su vida aquí: "Tengo recuerdos de aquel día, pero ahora estoy bien"
La Comunitat Valenciana es la autonomía con más protecciones a refugiados emitidas, casi todas ellas a ucranianos

Cuatro estudiantes miran las noticias en un teléfono móvil en un centro de acogida, la guerra en Ucrania las ha sorprendido de viaje en España / Kai Försterling (EFE)

València
"El primer día que llegué a España fue el día más feliz de mi vida porque mis hermanos y yo podíamos estar juntos". Son las palabras de Valentyn Hromovyi, un joven ucraniano de 24 años. Llegó a València en abril del año pasado, con su hermana de 16 años y su hermano de 15. El pequeño ya había estado aquí algún verano antes de la guerra y, tras estallar el conflicto, salieron de su país para instalarse en su casa de acogida. "Yo quería volver a Ucrania para alistarme o como voluntario, pero mi hermana me dijo que no", asegura.
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Valentyn, un joven ucraniano de 24 años, recuerda su primer día en España: "Fue el mejor día de mi vida"
Valentyn, para ayudar a su país de alguna manera, decidió entonces empezar a trabajar para Juntos por la Vida, la ONG valenciana de apoyo a personas ucranianas. Su madre, sus tíos y sus primos siguen en Ucrania, en territorio ocupado, cerca de Mariúpol: "Hablo poco con mi madre porque tiene problemas de luz, pero la echo mucho de menos".
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Maksim Kurmaev, ruso en España: "Mi madre no puede venir porque es mayor, está bien pero está triste porque su hijo está muy lejos"
Lo mismo le ocurre a Maksim Kurmarv. Él es ruso y, aunque la contienda se desarrolla en Ucrania, también la población rusa se ha visto afectada y una parte ha huido de su país: "Mi madre no viene porque es mayor, pero está triste porque su hijo está muy lejos".
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Él se fue porque no quería ser llamado a filas. "No quiero ir a Ucrania a matar a gente inocente", confiesa, "y sabía que cien por cien me iban a reclutar". Salió de Rusia en marzo del año pasado junto a su mujer y su hija de un año y medio. Han solicitado asilo político y, mientras se resuelve, viven en un piso con sus ahorros y la ayuda de la Cruz Roja.
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Maksim Kurmaev, ruso en España: "Sabía que 100 % si me quedaba podía ser reclutado y yo no quiero matar ucranianos"
Su primer hogar en España fue un hotel cuyos únicos huéspedes eran ucranianos: "Nos hicimos muy amigos y ahora seguimos hablando". Al principio sí hablaban de la guerra, pero ahora lo evitan: "No queremos llorar ni estar tristes".
Maksim no entiende la guerra y empatiza con sus vecinos: "Lo que él [Putin] hace es horrible para todos, para Rusia pero sobre todo para Ucrania". Confiesa que "no entiende" para qué necesitan el territorio ucraniano y no volverá a Rusia mientras gobierne Putin: "Mientras esté Putin no quiero volver porque es imposible vivir en un país en el que no puedes ni hablar y no puedes decidir no ir a Ucrania".
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Valentyn es un joven ucraniano de 24 años que quiere aprender español y volver a Ucrania tras la guerra para ver a su familia y "sentirlos cerca del corazón"
Tatiana Usova, una mujer ucraniana instalada en Alicante, también muestra su preocupación. Cuando empezó la guerra parte de su familia salió del país, pero aún tiene allí a familiares y amigos: "Nosotros estamos bien, pero en realidad estamos tristes porque todos tenemos telegram y todos los días nos levantamos con noticias de guerra".
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Tatiana Usova, ucraniana en España: "Aquí estamos bien, pero realmente estamos mal porque todos tenemos familiares y siempre despertamos con la noticia del bombardeo"
Valentyn, al respecto de la vuelta, se muestra más ilusionado. No lo hará mientras dure el conflicto y subraya que, mientras tanto, aprenderá español. "Pero sí quiero volver a mi casa, a ver a mis amigos y a mi familia, quiero sentirlo cerca de mi corazón", concluye.




