Gracias, Carlos. Gracias, capitán
Carlos Grau recibe numerosas muestras de cariño de los aficionados al balonmano sólo 24 horas antes de colgar la camiseta
Gracias, Carlos. Gracias, capitán
Benidorm
Nueve años después de volver, ya como integrante del primer equipo, a la que siempre fue y será su casa, Carlos Grau, un chaval de Benidorm que no tiene «ni idea» de lo que hubiese sido de no ser jugador profesional de balonmano, pondrá punto y final a su carrera este sábado, en el Palau d’Esports l’Illa de Benidorm, en el partido que el TM Benidorm se medirá al Sinfín cántabro.
La decisión de decir adiós al que ha sido siempre su equipo no ha sido fruto de un calentón, sino que, como él mismo ha explicado en el programa especial que a su figura le ha dedicado Radio Benidorm-SER, «tienes que cerrar puertas para abrir otras».
Compromiso hasta el final
De hecho, el adiós podría haberse producido antes. «El año pasado tenía muy claro que me quería retirar, pero pasamos un año. Quizás, el mejor en lo deportivo y en lo extradeportivo porque había un ambiente espectacular. Acabamos tan eufóricos que me dije ‘vamos a continuar’… encima, en Europa. Había que despedirlo por todo lo alto, pero, al final, por motivos laborales, ha sido inviable y no puedes exigir a un compañero el 100% si tú no lo estás dando», explica el todavía capitán del Balonmano Benidorm.
En cualquier caso, Grau reconoce que, como es lógico, ha sido difícil poner el punto y final a su carrera aunque, a la vez, explica que el hecho de que «haya venido de golpe, lo ha hecho más fácil».
«Ahora ya es real»
Después de que la Cadena SER adelantara la noticia el pasado miércoles y el club la hiciese oficial el jueves, todo se ha hecho muy real de repente. «Ahora lo estoy asimilando. Ha salido la noticia y te das cuenta de que es real. Tenía que ser así. Las cosas se acaban y ahora hay que empezar otra vida».
Aquel chico que empezó en la base del Balonmano Benidorm, tocó la gloria con el equipo de su ciudad, y ahora pasa a ser una leyenda del deporte de toda la comarca reconoce que «no tengo ni idea de qué hubiese sido si no hubiese sido jugador profesional. Comencé muy joven y con 16 años me fui a jugar a Altea. No es que tuviera claro que me fuera a dedicar al balonmano, pero fue todo rodado. Luego, se disolvió el Altea y me fui fuera. Siempre he estado vinculado al balonmano y la verdad es que me ha llenado mucho».
Han sido dos décadas al más alto nivel y, mirando atrás, el jugador benidormense le pone una nota de «diez total» a esos 20 años. «Siempre te queda la duda de si hubieras tomado una decisión en cierto momento, quizás te hubiera ido mejor. Nunca lo sabes. Pero yo le pongo una nota de diez a mi carrera. El deporte te aporta tantas cosas… me ha enseñado mucho y me llevo grandísimos amigos».
Renuncia a una experiencia en el extranjero
El único ‘pero’ que le pone Carlos Grau a su carrera es el no haber dado el paso de cumplir uno de sus deseos. «Me hubiera gustado jugar en el extranjero. Estuve a punto de hacerlo el año de Sagunto, pero siempre he querido barrer para casa y tras estar en Huesca me fui a Sagunto pensando en retirarme allí porque nunca pensé que el Benidorm iba a subir tan rápido y justo al año siguiente se metió en la Liga Asobal, hablé con Javi y me dijo ‘el año que viene, aquí, ¿no? Y no me lo pensé dos veces».
Pasado el tiempo, Grau reconoce que le ha «mantenido despierto» pensar, alguna vez, que en aquel momento podría haber jugado un par de temporadas en el extranjero, cumpliendo su deseo, viniendo a Benidorm algo más tarde porque «al final son experiencias que no has podido vivir. Han sido nueve años aquí y podría haber hecho las dos cosas, pero en Benidorm he aprendido de los momentos malos, hemos evolucionado y hemos disfrutado un montón».
El cariño de los aficionados
Todo ello son algunas de las frases que nos ha dejado, sólo 24 horas antes de jugar su último partido, un Carlos Grau que se ha mostrado, en algunos momentos, sinceramente emocionado por los mensajes que los aficionados han dejado en el buzón de audios de Radio Benidorm y que ha escuchado –y contestado– siempre con una sonrisa.
Por todo ello, todo el colectivo del balonmano de Benidorm y de toda la Marina Baixa, ha coincidido en un mismo mensaje: Gracias, Carlos. Gracias, capitán.