Sociedad
Siempre al pie de cañón

Siempre al pie del cañón: profesiones que, como la radio, no han echado el cierre ni un solo día (I)

En este 90 aniversario de Radio Alicante, hemos querido rendir nuestro pequeño homenaje a todos esos sectores que tampoco han cesado nunca su actividad, pese a pandemias, guerras, inundaciones o cualquier otro imprevisto que pudiera surgir. Sectores en los que el servicio a la ciudadanía es lo primero, por encima de cualquier otra cuestión

Agente de la Policía Local de Alicante en el turno de noche

Agente de la Policía Local de Alicante en el turno de noche / Maica Benadero

Alicante

La radio es un medio de comunicación que, desde su nacimiento, siempre ha acompañado a la gente: en sus casas, en el coche, en el trabajo, en los eventos deportivos. No hay día que alguien, aunque sea de pasada, no escuche la radio y eso es normal teniendo en cuenta que es el único medio que no ha echado nunca la persiana.

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La Cadena SER, desde sus inicios, ha estado siempre al pie del cañón, día a día, informando y entreteniendo a la gente sin fallar ni una sola vez. Incluso la prensa escrita cierra dos veces al año, en Navidad y en Año Nuevo. Sin embargo, la programación de la SER no falla, ni en esos días tan señalados.

Por eso, en este 90 aniversario de Radio Alicante, hemos querido rendir nuestro pequeño homenaje a todos esos sectores que tampoco han cesado nunca su actividad, pese a pandemias, guerras, inundaciones o cualquier otro imprevisto que pudiera surgir. Sectores en los que el servicio a la ciudadanía es lo primero, por encima de cualquier otra cuestión. En esta primera parte del reportaje, nos fijamos en las fuerzas y cuerpos de seguridad. En concreto, en los bomberos del Ayuntamiento de Alicante y en los agentes de la Policía Local.

Rafael Arnau y Enrique Muñoz, bomberos del SPEIS

Uno de esos sectores que siempre han estado al pie del cañón son las emergencias. Y en este caso, hemos querido poner el foco en el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios y Salvamento, es decir, el SPEIS, los bomberos del Ayuntamiento de Alicante. Un cuerpo municipal que, junto con la Policía Local, velan por nuestra seguridad y, desde su fundación, no han fallado un solo día en su labor.

Quique acaba de entrar al cuerpo de bomberos del Ayuntamiento de Alicante, pero "ya es uno más de la familia"

Quique acaba de entrar al cuerpo de bomberos del Ayuntamiento de Alicante, pero "ya es uno más de la familia" / Omar Sancho Maestre

Por ello, hemos charlado con un bombero veterano con más de 11 años en el cuerpo, Rafa Arnau, perteneciente a la unidad canina, y con Quique Muñoz, que lleva apenas tres meses en el SPEIS y pertenece a la unidad de búsqueda y rescate en estructuras colapsadas. Pero ambos coinciden en que “aquí somos una familia y, más allá de nuestra especialización, hacemos de todo, de lo que se nos necesite”.

Rafa destaca que, para ser bombero, es indispensable querer ayudar a los demás, tener un afán de servir a la ciudadanía. Por ello, por un lado, siente un gran orgullo de su profesión, pero también es una gran responsabilidad “porque la vida de la gente está en nuestras manos. Son sentimientos encontrados, pero creo que gana con creces el orgullo de ser bombero”.

Y es que no solo ellos están orgullosos de su profesión, también sus familias que, pese a tener que sufrir ausencias destacables por sus horarios, son sus principales apoyos en los momentos más difíciles. Quique, por ejemplo, nos cuenta que sus hijos, tiene dos de 11 y 7 años, le ven como un héroe. De hecho, cuando su pequeña tenía dos años, él empezó a prepararse la oposición y, “solo un año después, iba diciéndole a todo el mundo que su papá era bombero, aunque lo único que hacía era ir a la biblioteca a estudiar”. Pero eso también ha sido una ayuda para obtener una plaza, porque “ya no podía defraudarla”.

Rafa y Quique repasan todo el material antes de salir a un servicio

Rafa y Quique repasan todo el material antes de salir a un servicio / Omar Sancho Maestre

Algo parecido le ocurre a Rafa. Recuerda que hace unos meses, con la ayuda de su perra Nala, localizaron y rescataron a una persona desaparecida en Rabasa. Rescate que apareció en los medios y del que su hija “estuvo presumiendo y enseñando el recorte de prensa a todo el mundo”.

Eso sí, cuando las cosas vienen mal dadas, cuando se ha pasado un mal servicio o cuando ha ocurrido una desgracia, “lo importante es dejar la frustración y los problemas fuera de casa y, si fuera necesario, apoyarse en los compañeros”. Y es que ese es otro de los secretos de los bomberos, formar una segunda familia con los compañeros del cuartel. “Todos tenemos afán de servir y ayudar a los demás, pero también nos ayudamos entre todos de puertas para adentro”, señalan.

“Se nota que somos un colectivo muy apreciado, porque nos paran por la calle para agradecernos nuestro trabajo y eso no se paga con dinero”

Y es que no todo siempre es idílico en esta profesión. Rafa recuerda que su momento más bonito como bombero fue cuando rescataron, hace ya años, a un bebé en la Zona Norte. “Habíamos recibido el aviso para rescatar un gato en un patio de luces, pero al final fue un bebé recién nacido que habían abandonado a su suerte. Eso fue increíble”. Sin embargo, no lleva nada bien cuando realizan servicios en el que se producen víctimas mortales. “Afortunadamente, aún no he tenido que lidiar con el cadáver de un niño en 11 años y espero no tener que hacerlo nunca porque lo pasaría fatal”, confiesa.

Rafa y su perra Nala están especializados en búsquedas en amplios espacios, "pero aquí todos hacemos de todo"

Rafa y su perra Nala están especializados en búsquedas en amplios espacios, "pero aquí todos hacemos de todo" / Omar Sancho Maestre

Pese a estos momentos, ambos coinciden en que no cambiarían esta profesión por nada del mundo porque, para ellos, “ayudar a la gente es lo mejor que uno puede hacer”. Y eso también lo percibe la ciudadanía. De hecho, “se nota que somos un colectivo muy apreciado, porque nos paran por la calle para agradecernos nuestro trabajo o nos aplauden cuando completamos un rescate”. Y eso, aseguran, “no se paga ni con todo el dinero del mundo”.

Nuria Torrejón y David Ros, agentes de la Policía Local de Alicante

Sin salir del Ayuntamiento de Alicante, encontramos otro cuerpo que vela por la seguridad de la ciudadanía y que tampoco ha dejado de hacerlo ni un solo día desde que se creó, hace ya 175 años. Se trata de la Policía Local de Alicante. Como apunta Nuria Torrejón, con casi 20 años de experiencia como agente, 14 de ellos en la capital alicantina, es un cuerpo muy querido por los alicantinos, “pero no somos héroes como los bomberos”, reconoce. Y es que, “mientras ellos salvan a la gente, nosotros, además de eso, ponemos multas. Y, a veces, no sienta muy bien”.

Nuria, que trabaja en la Unidad de Barrios, destaca que este trabajo conlleva mucho sacrificio, “sobre todo al no poder estar con tu familia en fechas señaladas”, pero asegura que “al final compensa cuando la gente te para por la calle y te agradece tu labor o cuando, simplemente, puedes ayudar a quien lo necesita”. Recuerda, que llegó a estar hasta seis nochebuenas consecutivas sin poder cenar con la familia, “pero al final las pasas con tu otra familia”.

Nuria reconoce que "la profesión tiene momentos duros, pero al final compensa cuando te paran por la calle y te agradecen tu trabajo"

Nuria reconoce que "la profesión tiene momentos duros, pero al final compensa cuando te paran por la calle y te agradecen tu trabajo" / Omar Sancho Maestre

Y es que, como en el caso de los bomberos, el compañerismo es fundamental para sobrellevar los momentos más duros de la profesión. Momentos como la pandemia de 2020, reconoce David Ros, agente de la Unidad Fox con cinco años de experiencia en el cuerpo. “La llegada del coronavirus nos superó a todos. No sabíamos nada de ella, ni cómo protegernos y había mucha incertidumbre entre los compañeros”. Pero, aun así, no dejaron de patrullar y de prestar servicio cada día.

“Nos emocionábamos cuando poníamos las sirenas en la pandemia para animar a la gente y nos respondían con aplausos desde los balcones”

De hecho, gracias a la pandemia vivieron algunos de los momentos más bonitos como policías. Por ejemplo, recuerda David, “nos emocionábamos cuando poníamos las sirenas para animar a la gente y nos respondían con aplausos desde los balcones”. Pero, sobre todo, recuerda con emoción cuando fueron a casa de una niña a felicitarle por su cumpleaños. “Se me saltaron las lágrimas al ver su reacción”, confiesa.

David asegura que "todo esfuerzo es poco para garantizar la seguridad de la gente"

David asegura que "todo esfuerzo es poco para garantizar la seguridad de la gente" / Omar Sancho Maestre

Esa es la parte buena de la profesión, pero también se pasan momentos duros. De ahí la importancia del trabajo en equipo y la camaradería entre los agentes, pero también de la formación constante para estar preparados y poder enfrentarse a situaciones delicadas, “Todo esfuerzo es poco para garantizar la seguridad de la gente”, concluye David.

Los 175 años de la Policía Local de Alicante demuestran que es un cuerpo esencial en la comunidad. Por eso, nunca ha dejado de prestar servicio desde su creación, “y nunca dejaremos de hacerlo, llueva o truene”, aseguran ambos, orgullosos de su trabajo y del de sus más de 500 compañeros.

 
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