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El aficionado reivindicativo... pero responsable y tolerante

La simbiosis entre equipo y afición durante el encuentro contra la Real Sociedad será una de las claves para que el equipo consiga la permanencia después del desastre de planificación de Peter Lim en enero

VALENCIA, 25/02/2023.- El delantero brasileño del Valencia Samuel Lino (c) celebra el 1-0 durante el partido entre la Real Sociedad y el Valencia correspondiente a la jornada 23 de LaLiga Santander, este sábado en el estadio de Mestalla en Valencia. EFE/ Kai Forsterling / Kai FORSTERLING (EFE)

VALENCIA, 25/02/2023.- El delantero brasileño del Valencia Samuel Lino (c) celebra el 1-0 durante el partido entre la Real Sociedad y el Valencia correspondiente a la jornada 23 de LaLiga Santander, este sábado en el estadio de Mestalla en Valencia. EFE/ Kai Forsterling

Valencia

Estoy convencido que, como en 2014, hay al otro lado un porcentaje importante de aficionados que sufre con su Valencia camino de Segunda División como entonces sufría con la posibilidad de una venta que no estaba nada clara. Un porcentaje importante de aficionados que, si todavía tuviera el control de la SAD que le arrebataron Amadeo, Aurelio, los patronos y sus flautistas, hoy mismo cambiaría de máximo accionista. Un porcentaje importante de aficionados dispuesto a salir a la calle las veces que haga falta, en familia, con su gente, para protestar por una gestión negligente, irrespetuosa, dejada, soberbia. Un porcentaje importante de aficionados que no contribuye a las carnicerías dirigidas en redes sociales. Un porcentaje importante de aficionados al que le gustaría que el autobús del equipo entrara por la Avenida de Suecia para animar a sus ídolos, que difiere de los criterios de los dispositivos de seguridad porque no es, ni mucho menos, violento. Un porcentaje importante de aficionados muy preocupado ante la posibilidad del descenso y dispuesto a estar con el equipo cada minuto de los partidos que restan hasta que llegue el desenlace, sea cual sea. Porque eso, al fin y al cabo, es ser de un equipo.

Creo que, como en 2014, ese porcentaje importante de aficionados (que entonces no dijo nada y probablemente ahora tampoco porque no todo el mundo está cómodo en el barro) merece respeto y merece poder atreverse a expresar lo que siente sin temor a que nadie le señale como un vendido o deslice comentarios de mal gusto relacionados con los bajos de sus coches. En el fondo y en la forma, son -como mínimo- tan valencianistas como el que más. No hay una forma única de cuidar al club, de preocuparse por él. Nadie puede arrogarse esa autoridad. El socio número 1, al que conozco bien, no lo haría. Arturo Tuzón, al que conocí bien, no lo haría. Vicente Perís, al que no conocí pero imagino en la distancia, no lo haría. Si ellos no lo hicieron, no veo ni escucho a nadie a mi alrededor con la autoridad moral para hacerlo. A nadie. Tan respetable es el que entra al campo media hora antes, como el que se queda en la calle 20 minutos, como el que se va a pasear al perro con el teléfono silenciado mientras juega el equipo porque no soporta la ansiedad de estar en Mestalla. Son, para mí, formas diferentes y todas legítimas de sentir el club. De ahí no va a sacarme nadie, por mucho ruido que haga o mucho poder que tenga. Sea o no del Valencia, que de todo hay.

Hemos llegado (otra vez, como en 2014) a un punto en el que un valencianista tiene que justificarse por pedir apoyo para el equipo... ESTANDO EN ZONA DE DESCENSO. Hemos llegado a un punto en el que hay que explicar varias veces al día que pedir apoyo para Baraja, para Gayà, para Hugo Duro o respeto para Ricardo Arias no tiene NADA QUE VER con alinearse con Peter Lim. Querer que el Valencia se salve no es incompatible con querer la marcha de Lim. Es sorprendente la de veces que repetimos lo mismo estas semanas. Hemos llegado a un punto en el que todo lo que no sea decir cada minuto 'Lim Go Home' te convierte en cómplice de no sé qué. Oiga, mire, yo quiero que Lim se marche. Y llevo diciéndolo años. Muchos. Pero también quiero hablar de sus vínculos con Tebas. De la necesidad de un cambio urgente en la (no) estructura deportiva de la SAD. De cuánto perjudica el VAR al club desde que se presentó la denuncia por el reparto económico de la Supercopa. Del 4-1-4-1 de Baraja.

No hay ningún valencianista que no quiera que se marche Lim. Ninguno. Al menos, que yo conozca. Y conozco a cientos. Pero no me entra en la cabeza el punto en el que esa batalla -legítima y obligatoria- para dotar al club de otra gestión no puede simultanearse con la que tiene el equipo cada domingo durante noventa minutos ESTANDO EN ZONA DE DESCENSO. Porque estamos en ese punto. No entiendo qué ganamos con volver -como en 2014- a lo de buenos y malos. Si está clarísimo hace muchos años quiénes son los malos de esta película. Lo hemos repetido hasta la saciedad y nada de lo que hagan va a cambiar eso.

Estoy convencido que habrá un porcentaje importante de aficionados que, al leerlo, se sentirán identificados con este texto. Aficionados que no tienen entre su lenguaje las palabras war, monchitos o venganza. Porque eso no da puntos al Valencia. Porque esas guerras absurdas solo conducen a sacarnos los ojos y, como en 2014, a heridas incurables. La mayor de ellas, perder el club para siempre. Estoy convencido que, como en 2014, hay que dirigirse a los aficionados preocupados, reivindicativos... pero responsables. Querer que el Valencia se salve del descenso esta temporada no es incompatible con querer la marcha de Lim. Hoy mejor que mañana.

Fran Guaita

Fran Guaita

Licenciado en periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU. Trabaja en Radio Valencia desde 2013....

 

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