Rubén Arego, el pescador más joven de Castellón; "En pocos años casi la mitad de la tripulación se va a jubilar"

Castelló

Termina una semana crítica para el interior de Castellón y, en concreto para la comarca del Alto Mijares, tras el incendio de Villanueva de Viver. Los que siguen viviendo del pulmón verde que respira toda la provincia reclaman políticas que permitan a los vecinos intervenir de manera racional en la gestión forestal de sus bosques y condiciones dignas para los agricultores y ganaderos extensivos. Unos cuantos kilómetros más abajo, en la costa, los trabajadores del mar reclaman algo parecido. Los marineros de Castellón siguen manifestando su preocupación por el hecho de que cada vez les sale menos rentable salir a faenar.

"Hoy ha ido un poco regular, sobre todo por la luna nueva, ya que en este ciclo el pescado se esconde y es más difícil atraerlo"; así resume Rubén Arego en el programa A Vivir Castellón, el marinero más joven de la provincia, con 24 años, su jornada laboral. Son las 11.00 horas de la mañana y todas las embarcaciones que practican pesca de litoral están bien amarradas en el Puerto de Castelló, y casi toda la tripulación del Nuevo Atxarre y Nueva Paloma Divina se encuentra en la lonja del Grau de Castelló o descansando.

La reducción de las jornadas de trabajo por parte de Europa en la modalidad de arrastre, que practican 55 embarcaciones en la provincia, aunque no es la que siguen las dos embarcaciones familiares de Arego, que trabajan el cerco, es para muchos "incompatible" con la rentabilidad de sus negocios, según la Comisión Interfederativa de Cofradías de Pescadores de la Comunidad Valenciana (Coincopesca). No obstante, trabajan con la certeza de que en un futuro su modalidad también sufra restricciones.

Edad y combustible, factores críticos para el sector

En el Nuevo Atxarre y el Nueva Paloma Divina la edad media de los trabajadores ronda entorno a los 55 años. Rubén Arego, que rompe totalmente la estadística, explica que en un plazo de dos a cinco años un 30% podría jubilarse, unas previsiones que se repiten en prácticamente la totalidad de las embarcaciones del muelle.

"El oficio, más que sacrificado, es un estilo de vida", explica Arego, animando a la población más joven a hacer la misma apuesta que el joven castellonense hizo hace unos cuantos años al decidir continuar el legado de su familia, de origen vasco. "Es imposible sentir la libertad que se siente en el mar en una oficina", afirma.

La falta de relevo generacional y el elevado coste del combustible, que algunos marineros afrontan reduciendo la velocidad o pescando más cerca de la costa, provocan que cada vez "se haga más duro salir del puerto".