Eva Mª Narajo, el viaje de alumna a Maestra de la más grande

Benidorm

Eva Mª Naranjo sonríe. Sonríe mucho y se nota que es feliz. Echa de menos la alta competición, claro; porque hay en ella un gen, un deseo, una pulsión, un ‘algo’ que la hace amar la competición y su deporte, que son muchos a la vez, y que, mientras peleó sobre los rings de medio mundo la convirtió en la dominadora absoluta de su generación.

Echa de menos la alta competición, pero al mirar atrás Eva Mª Naranjo sonríe y reconoce que es feliz. Lo es ahora y lo fue entonces, aunque, asegura, ha sido más consciente de ello ahora, que ha ganado en madurez y ha podido filtrar las vivencias con el tamiz del tiempo; que entonces, cuando conseguido un objetivo y sin solución de continuidad, ya se estaba preparando para el siguiente.

En la memoria, también algún deseo por cumplir, aunque sabe que el pasado está para eso, para ser pasado y ser visitado con cariño; no para cambiarlo, porque eso es imposible. Se le escapó el sueño olímpico en boxeo por feas intrigas de despacho de las que ella no quiere hablar, pero que son conocidas en el mundillo.

Más allá de eso, que es feo, el pasado competitivo de Eva Mª Naranjo es bonito. Respetada por sus rivales, ahora presume de que allá donde va a competir un luchador español (o luchadora, que para algo ella abrió el camino), las preguntas a las que más tiene que contestar el deportista son del tipo «¿cómo está ‘La Eva’?», ‘¿has visto a ‘La Eva’?», «dale recuerdos a ‘La Eva’». Y claro, cuando una se da cuenta de todo ese cariño, sonríe. Y Eva, ‘La Eva’, sonríe mucho.

Sonríe Eva Mª Naranjo incluso cuando recuerda con infinito cariño a Eduardo Martín, al que siempre se refiere como ‘El Maestro’. Y Eduardo Martín no era un tipo fácil de llevar. Carácter fuerte, como sus músculos, supo ver el potencial de Eva cuando apenas era una niña que empezaba a canalizar su energía en un gimnasio.

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Él fue quien, en unos años en los que las artes marciales no eran un mundo en el que la presencia de la mujer se hubiera normalizado como ahora, le dio la oportunidad. Apostó por ella y la moldeó hasta convertirla en la GOAT.

Eduardo Martín ya falleció, pero Eva Mª Naranjo, que tan fuerte y contundente se mostró durante 20 años de carrera encima de un ring, habla con un mimo y un cariño inabarcable sobre él y reconoce que lo que ahora le hace feliz es tratar de seguir su ejemplo como entrenadora, una labor que ejerce en Benidorm y en La Nucía.

De eso y de muchas más cosas habló Eva Mª Naranjo este miércoles en SER Deportivos Marina Baixa en una entrevista divertida y entrañable a partes iguales en la que apenas hubo tiempo de rascar en la superficie de una historia que requerirá de muchas más entregas.