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Ciencia y tecnología
Brecha digital generacional

A los 90, frente a la tecnología

En la era de la digitalización, la población mayor de 65 años es la más afectada por la exclusión digital

Alicante

Algo nuevo que empieza después de tanto esfuerzo, de tanta lucha, del cansancio y los achaques que llegan con los años. Un abismo que parece insalvable a los 90 años o a punto de cumplirlos.

En la era de la digitalización, cuando la soledad ya cala en los huesos, se les pide otro paso más: sentarse frente a un ordenador, un teléfono móvil o una tablet para cumplir "nuevos objetivos". El arrojo, la valentía y las ganas de seguir aprendiendo consiguen que el temor inicial se convierta en una oportunidad para, por delante de cualquier otra cosa, poder comunicarse con los suyos y sentirse acompañados.

La pandemia precipitó la necesidad de salvar esta brecha digital que se estaba abriendo en canal. Un 20,19 por ciento de la población de Alicante es mayor de 65 años, la principal franja de edad afectada por la exclusión digital.

Dolores, Rosario, Isabel, Josefa, Joaquín, Enriqueta, dieron un paso al frente. "Superar el miedo a apretar el botón y aprender esas dos teclas clave de la flecha hacia atrás o cerrar la pantalla resultaba algo mágico", explica Carolina García Giner, una de las formadoras y coordinadora de los cursos organizados por la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) junto a la Dirección General de Brecha Digital de la Conselleria de Innovación y la Agenda Valenciana Antidespoblamiento de la Generalitat Valenciana.

"La mejor experiencia de mi vida", asegura emocionada esta formadora al recordar las clases con muchos de estos mayores en municipios de menos de 2.000 habitantes en la Comunitat Valenciana, "porque son agradecidos y tienen muchísimas ganas de aprender, e incluso te encuentras gente con verdaderas habilidades tecnológicas con una edad muy avanzada".

Y es que han aprendido no solo a hacer videollamadas, también a hacer trámites con el certificado electrónico, a distinguir fake news, a escuchar música o la radio en apps o a hacer 'tiktoks'.

"La SER es mi segunda familia y en el bancal entro en la app y la escucho"

Radio Alicante

Josefa Rita Sierra es una alumna avanzada y, como "la Cadena SER es mi segunda familia", aprendió a entrar en la aplicación para poder escucharla donde no hubiera cobertura. "Yo oigo siempre la Ser por la radio, de toda la vida, pero cuando me voy al bancal lo hago a través de la aplicación". Y nos lo muestra.

Oriunda de Benigembla, en la Marina Alta de la provincia de Alicante, está ansiosa de actividad y de hacer cosas por su pueblo. Explica que su marido utiliza el móvil para saber si puede o no hacer la quema en el campo, pero es ella quien se lo mira, "soy como su secretaria y entro en la aplicación del banco cuando hay que hacer alguna gestión", sonríe satisfecha. Y no se queda ahí: es la protagonista de un TikTok bailado junto a sus amigas con la canción "Me gusta la vida".

Y es que orgullosa relata que cuando el móvil lo tiene lleno de imágenes y vídeos, y no cabe nada más, se pasa toda la información que desea guardar a un pen. Ha aprendido a utilizar las herramientas tecnológicas para desarrollar sus inquietudes.

Rosario había pedido un ordenador

Radio Alicante

"Yo he pedido un ordenador a los Reyes Magos, pero finalmente no me lo han traído y lo volveré a intentar el próximo año". Rosario Montera, de 83 años, ha superado el abismo de ponerse delante de la pantalla y abrirse al mundo, y se quiere quedar ahí. "El aprender no ocupa lugar y me interesa saber", asevera sonriendo esta andaluza, de Málaga, afincada en Benifato, en la montaña alicantina, donde reside desde hace 50 años.

Explica que al principio pensaba: "A mi edad, uy, ni pensarlo", que no se iba a apuntar a unos cursos que estaban anunciando para salvar esa brecha digital. Pero luego se lanzó, se apuntó y terminó la formación siendo la más longeva en el aula. Es más, a la pregunta de si ponerse ante un ordenador le produce estrés, responde tajante: "No tengo edad para correr y ponerme nerviosa. Voy tranquilita para todo". Y entre lo que ha aprendido: "Algo de google para mirar cosas del mundo y también ideas que me sirvan, porque cada cual busca lo que quiere", pero, además, explica que cuando su nieto vivía en México hablaba con él por internet todos los días, lo que le producía una gran emoción.

A los 90 frente a la tecnología: Rosario Miontera, con 83 años asiste a los cursos de Brecha Digital en Benifato (Alicante)

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De Málaga, su familia se trasladó a Suiza cuando ella tenía 21 años, de ahí que hable italiano, francés y español. Pero desde los 33 años reside en este pueblo alicantino de 140 habitantes en la comarca de la Marina Baixa donde, explica, "todas son más jóvenes que yo".

Apuntarse al Tinder

Las ganas de descubrir cosas nuevas, a pesar de la edad, no tiene límites y "en uno de los cursos me preguntaron si les podía apuntar al Tinder", revela Carolina García que insiste en que estar junto a ellos y enseñarles, ha sido "súper gratificante". Lo mismo traslada Ruth Albuixec, también formadora, que asegura que los mayores, por mucho que pueda sorprender, están muy abiertos a aprender las nuevas tecnologías y "es maravilloso". "Cualquier tontería para ellos era algo grande, por ejemplo, poder hablar por teléfono al mismo tiempo que mirar el WhatsApp. Eso les parecía increíble", recuerda.

"Lo normal es que tengan miedo a hacer las cosas por ellos mismos y no quieran meter la pata, por lo que hay que ayudarles para que lo hagan por ellos mismos y que pierdan el miedo", asevera después de su experiencia tras impartir cursos de DNI electrónico y certificados digitales donde el mayor interés lo suscitaba la posibilidad de ver los impuestos: qué habían pagado, lo que no y acceder a su expediente de la Seguridad Social y comprobar sus años trabajados.

También les parecía fantástico, añade, poder escuchar la radio en zonas de baja cobertura gracias a la aplicación y le sale la media sonrisa al recordar momentos de mucho jaleo y emoción cuando por fin conseguían comunicarse con sus familias. En definitiva, para Ruth también ha sido una experiencia maravillosa viendo cómo todos sus alumnos y alumnas aprendían con humildad y el máximo interés. El primer paso costó, pero luego se sentían integrados y querían apuntarse a más cursos y continuar formándose.

"Mi nieto y biznieto residen en París"

Radio Alicante

Dolores reflexiona sobre cómo ha cambiado el mundo. A sus 88 años la vida le ha traído muchas experiencias, idas y venidas y tristezas que a estas alturas le pesan. Hace ocho años utilizaba ya, de manera habitual, el ordenador de su hijo, e iba a clases cerca de su barrio y con él se comunicaba con su nieto y biznieto que residen en París. Con la muerte de su hijo todo dio un vuelco y el "impulso tecnológico" se quebró. "No hay nada más duro que la muerte de un hijo y el dolor te acompaña cada día". Ese aparato tecnológico que le acercaba a los que se encontraban más lejos le recordaba que su hijo ya no estaba y por ello quiso que lo usara Gabriel, el hijo de su gran amiga y vecina Rosa. Pero ahora, camino ya de los 90, se quiere comprar un ordenador, "es con lo que mejor me manejo". “Y es que la vida se ha precipitado y yo vivo sola”, me explica.

Hemos quedado a las tres de la tarde. Dolores Uribarri, a sus casi 89 que cumple este año, llega subiendo una cuesta al punto donde habíamos quedado. No nos conocemos. En el bar de El Loro, en Alicante, hemos compartido café y una charla en la que nos ha acompañado su amiga Rosa Hernández. Rosa, como Dolores, luce, colgada al cuello, una funda de ganchillo para su móvil.

Se tienen la una a la otra. Dolores es vasca y “también alicantina de corazón”. Tras vivir 40 años en París, y morir su marido, regresó a España y decidió vivir en Alicante por la salud de su hijo. Ahora está sola y se defiende con la entereza que te da la vida y la resignación de las pequeñas cosas que te puede traer el día a día. “Quiero comprarme un ordenador portátil”, insiste y a pesar de que cuenta con una tabletIsabel desde hace un año, esta le genera cierto recelo.

Tutoriales en YouTube y gimnasia con la tablet

Radio Alicante

Isabel Gomis (78) y Joaquín Zarco (80 años) viven en el barrio de San Blas de Alicante. La tecnología ha terminado formando parte de su día a día. Isabel se conecta a YouTube para vez tutoriales de lo que más le gusta: el ganchillo y el dibujo. Es más, explica que "de ganchillo" ha aprendido más en los vídeos que en las clases presenciales a las que había asistido y no se cansa de avanzar en las técnicas de dibujo que tanto le han gustado siempre, pero con las que nunca se había lanzado hasta ahora. Es una ventana para aprender muchas cosas más. Lo sabe y se rinde ante lo inevitable: "Tenemos que estar al día". Eso sí, lo que más cuesta es hacer los trámites administrativos a través de los dispositivos y en eso, todavía, "nuestros hijos nos echan una mano".

Las nuevas tecnologías permiten a su marido poder seguir las clases de gimnasia: "Sigue los ejercicios y así se mantiene activo y también escucha las noticias". A sus 80 años, como le falla la audición, el bluetooth le da la posibilidad de conectarse con la tablet y escuchar mejor las indicaciones de cada entrenamiento. "Para eso sirve", mantiene destacando "una de las cosas que ha traído lo digital".

Ambos utilizaban un ordenador para conectarse a YouTube, a los tutoriales y a las claes de gimnasia, pero se estropeó cuando no terminaban de llegar los componentes electrónicos y se dispararon los precios, por lo que tuvo que pasar a mejor vida siendo sustituido por la tablet y el teléfono móvil. Y con eso se apañan.

Por supuesto, aún están lejos de sus nietos en el uso y en el tiempo de uso de los dispositivos, y es la parte negativa que ve Isabel en esta "era en la que nos ha tocado vivir". Entiende que hay un exceso de su uso por parte de los jóvenes y el control en muchos casos brilla por su ausencia. Reconoce, eso sí, que tiene una tía de 89 años muy dispuesta a asumir y adentrarse en las redes sociales. Es Enriqueta que, rozando los 90, "disfruta del Facebook y dotorea todo lo que hay", como resalta sonriendo su sobrina.

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También recuerda Isabel que su marido y ella hicieron un curso en la sede de la Universidad de Alicante para poder entrar en la aplicación de Sanidad cuando estalló la pandemia, "ya que no había más remedio que utilizarla". Una etapa, la del confinamiento, que recuerda con tristeza por no poder ver a la familia, "lo que nos afectó al echar de menos el contacto". Gracias a la videollamada se sobrellevó y a partir de ahí, superada la situación, ella y su marido no han hecho más que progresar en el uso de las tecnologías como autodidactas para seguir aprendiendo de lo que más les gusta.

Salvar la brecha con las propias tecnologías

Camino de los 90 se atreven a cambiar sus hábitos, a ampliar sus competencias. Sin embargo, aunque las tecnologías sean cada vez más asequibles, en muchas ocasiones la adquisición de capacidades digitales básicas sigue siendo una barrera para la “generación silenciosa”, a partir de los 73 años.

En Alicante, empresas como Facephi son punteras en el desarrollo de soluciones que protegen, en este caso, la identidad de un colectivo de especial vulnerabilidad como es el de las personas más mayores.

El uso de sistemas biométricos de reconocimiento facial para acceder a servicios bancarios y financieros es cada vez más habitual entre los usuarios senior y les ayuda para que no se queden atrás en el uso de determinados servicios o para evitar fraudes como la suplantación de identidad.

¿Cómo desenvolverse en la era de la digitalización a los 90 años o a punto de cumplirlos? Es necesario impedir que la edad sea un factor de exclusión. Es un abismo, pero no insalvable, en el que las personas mayores tienen que hacer un esfuerzo aun mayor que el resto de la sociedad para adaptarse y ser capaces de beneficiarse de lo que las nuevas tecnologías pueden ofrecerles. Es lo que hay que conseguir, porque están dispuestos a seguir aprendiendo, a pesar de todas las dificultades "cuando la soledad ya cala en los huesos".

 
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