Con o sin ayuda divina, hacer de la salud un derecho irrenunciable e innegociable es cosa nuestra
La Columna de Carlos Arcaya: «Con o sin ayuda divina, hacer de la salud un derecho irrenunciable e innegociable es cosa nuestra»
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Alicante
Los periodistas nos deberíamos congratular de estar en lugares privilegiados que nos permiten escuchar lo qué les pasa a nuestros conciudadanos. Y ayer, durante la Santa Faz, gracias al programa que hicimos en Radio Alicante a pie de calle, nos pudimos dar cuenta de que muchos de los miles y miles de alicantinos que se desplazaban al caserío le iban a pedir a la reliquia salud.
De todo se aprende y de la pandemia también. Y si de lo que nos pasó hemos llegado a la conclusión de que lo verdaderamente importante es la salud y que todo lo demás lo podemos arreglar, pues no deja de ser una buena enseñanza.
Y entiendo que cuando hablamos de salud lo hacemos de la individual, de la salud de las personas que nos importan y de la colectiva. Y, por supuesto, de la salud física y de la mental.
Nos damos cuenta de la importancia de cuidarnos y de la necesidad de que la salud sea universal y esté garantizada. Y para ello, no vamos a despreciar toda ayuda divina, pero no olvidemos que hacer de la salud un derecho irrenunciable e innegociable es cosa nuestra.