El ratón de la granja
Ana María García, escritora

La Columna Ana María García (26/04/2023) "El ratón de la granja"
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Alcoy
¿Qué tal? ¿Todo el mundo recuperado? Tras disfrutar de nuestras magníficas Fiestas, yo, con vuestro permiso, retomo mis historias. Cierto es que podríamos hacer una evaluación de lo que han sido las Fiestas, pero mejor se lo dejamos a los entendidos en el tema.
La historia de hoy me gusta mucho y no me canso de escucharla.
Un ratón que vivía en una granja, vio como el granjero le enseñaba una ratonera a su mujer. Asustado, el ratón corrió a advertir a sus compañeros de granja de lo que acaba de presenciar.
La gallina, sin dejar de escarbar en el suelo, le contestó que, aunque era un grave problema para él, a ella no le afecta; la respuesta de la vaca fue similar a la de la gallina; el cordero le dijo que no era problema suyo y que lo sentía mucho por él. El ratón, triste y abatido, regresó a la casa.
Aquella misma noche, el sonido de la trampa despertó a la mujer del granjero, quien se levantó veloz y fue en busca de su víctima. Con la oscuridad de la noche, la mujer no vio que lo que había atrapado la ratonera era la cola de una venenosa serpiente. Al acercarse a la trampa, la serpiente la mordió. El granjero llevó a su mujer al hospital, pero, allí, no supieron curarla y volvió a casa con grandes fiebres.
El granjero pensó en hacerle una sopa para ver si así mejoraba, cogió un cuchillo y salió de la casa en busca del principal ingrediente: la gallina. La mujer no mejoraba y amigos y vecinos iban a verla, así que el granjero sacrificó al cordero para dar de comer a sus visitas. Finalmente, la mujer falleció y el granjero vendió la vaca a un matadero para poder pagar los gastos del funeral.
Cuando alguien se acerque y te cuente sus problemas, aunque creas que no te afectan, escúchale, tiéndele una mano o dale una palabra de aliento.
Nos falta empatía, las cosas no van mal porque los malos sean malvados, sino porque los buenos se han vuelto apáticos. No tengáis miedo en dejar salir la empatía que habita en todos nosotros.
Sed felices y empáticos. No seáis gallina, cordero o vaca, que nunca se sabe cómo acaban las cosas.




