Más de dos meses sin precipitaciones en València ¿Qué pasará cuando vuelva a llover?

València

Desde el pasado 5 de marzo no llueve en la ciudad de València. Son ya más de dos meses sin precipitaciones apreciables (de más de dos litros y medio por metro cuadrado), lo de este fin de semana fueron cuatro gotas. Dice el refrán que, en abril, aguas mil, pero en València esta vez ni gota, algo que no pasaba desde hace casi un siglo.

Según Aemet, en más de siglo y medio de registros, sólo ha habido tres meses de abril con lluvia nula o inapreciable en València: en 1899, en 1927 y en este 2023. De momento aquí hay reservas en los embalses y no hay riesgo de cortes de agua este verano, pero la sequía también se nota en el ambiente, cada vez más enrarecido.

De momento no se anuncian lluvias en los próximos días, esperemos que sea pronto, pero ¿qué pasará cuando vuelva a llover? Sabiendo que en València cuando llueve, llueve de verdad, ¿dónde irá toda esa contaminación acumulada sobre las calles arrastrada por el agua? Se lo preguntamos a Ignacio Andrés, que es el jefe de estudios del departamento de Ingeniería Hidráulica de la Escuela de Caminos, Canales y Puertos de la Universitat Politècnica de València.

Y lo primero, quizás, es entender de dónde viene esa suciedad y esa contaminación que se va acumulando en la ciudad, en qué cantidades. Según Andrés, en su inmensa mayoría, viene de la actividad humana: los residuos urbanos, el tráfico, las actividades de jardinería, las obras que se realizan en la ciudad. Eso da lugar a una contaminación muy diversa: agentes patógenos, bacterias, materia orgánica, nutrientes. El tráfico genera, por ejemplo, contaminación en metales pesados, en grasas, en hidrocarburos. La jardinería puede dar lugar, si no se gestiona bien, a materia orgánica, fertilizantes, herbicidas, nutrientes y luego, en general, también sedimentos.

Evidentemente, cuando transcurre un tiempo tan largo sin llover, como estamos padeciendo, esa suciedad se va acumulando en la superficie. Hay estudios, según explica, que incluso cuantifican a qué ritmo se acumula la suciedad en nuestras ciudades, y son tasas que están en el entorno de uno, cinco a diez gramos por metro cuadrado y día. "Puede parecer una cantidad muy pequeña, pero si lo multiplicamos por la superficie de la ciudad y lo empezamos a acumular día a día, es mucha cantidad de contaminación", recuerda el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.

¿Es importante baldear las calles?

Y ¿qué es lo que hay que hacer para mitigar los efectos de esa contaminación? Pues con prevención. Primero, limpiando la ciudad. Ahí las campañas de barrido, aspirado y baldeo son fundamentales. Sobre todo, las dos primeras. Los baldeos en calles con mucha suciedad solo sirven, según Ignacio Andrés, para trasladar la contaminación a la red de alcantarillado.

Lo siguiente serían actuaciones hidráulicas en el sistema de alcantarillado, de drenaje, para evitar que la contaminación entre en la red de colectores cuando llueve. Andrés aplaude que el Ayuntamiento esté impulsando sistemas urbanos de drenaje sostenible. Sistemas que derivan el agua a infraestructuras como parques inundables, jardines de lluvia o pavimentos permeables, que pueden retener el agua y filtrarla.

Faltan más tanques de tormenta

Aunque en una ciudad que suele llover de manera torrencial, son fundamentales los tanques de tormentas, mini pantanos en nuestro subsuelo que pueden acumular mucha agua de manera muy rápida, antes de que se pueda llevar a la depuradora para darles el tratamiento adecuado.

Actualmente en la ciudad hay ya tres tanques de tormenta operativos, en el Paseo Marítimo, en La Torre y en Masarrojos, con una capacidad aproximada, entre los tres, de unos 30.000 metros cúbicos. Andrés recuerda que el Ciclo Integral del Agua tiene proyectados otros seis en la Malvarrosa, en la calle Ibiza, en la Alameda, en el Huerto de San Valero, en Tomás de Montañana y en el Saler, que añadirían unos 120.000 metros cúbicos adicionales. Así podríamos alcanzar las directrices medioambientales actuales al reducir drásticamente los vertidos de agua contaminada. Por eso, reclama un esfuerzo al Ayuntamiento, aunque reconoce que son obras muy complejas y costosas.