La alcaldesa Catalá confirma que quiere mantener el edificio que acogió al Sidi Saler aunque no avanza con qué función

Valencia

Lo ha adelantado la Cadena SER este martes, y lo ha confirmado después la alcaldesa María José Catalá: el nuevo equipo de gobierno municipal quiere mantener el edificio que albergó el Sidi Saler. Quiere abordar con los propietarios del antiguo hotel, y los vecinos de la zona qué uso se le podría dar al edificio. Catalá recuerda que el expediente de derribo que anunció el anterior equipo de gobierno local no se ha iniciado y que ella nunca ha sido partidaria de derruirlo como se derribó el polideportivo del Saler. Catalá afirma que buscara el mejor proyecto.

Recordamos que este fin de semana los vecinos del Saler apostaban por que el edificio se convierta en una residencia de mayores por ejemplo en lugar de derribarlo porque opinan que "el derribo no es la solución".

Hace pocas semanas, la propiedad del inmueble llevó al juzgado la denegación de derechos para evitar perder la propiedad. El equipo de gobierno de Joan Ribó quería derribar el hotel y recuperar las dunas. El hotel tuvo que cerrar por incumplir la ley de costas, por estar demasiado cerca del mar. Las mismas fuentes han indicado a la SER que el anuncio de abrir un expediente de ruina para poder demoler el inmueble, anunciado en su día por el anterior equipo de gobierno municipal, no se tramitó. Ahora toca analizar opciones siempre con la premisa, insisten, de mantener el edificio en pie.

El PP en la oposición manifestó en numerosas ocasiones que es partidario de hacer caso a los vecinos y convertir el Sidi en residencia para mayores. El equipo de gobierno municipal, por su parte, insistía en que igual que se frenó el proceso iniciado en el franquismo de invasión de la Devesa, se demolieron viales y se evitó la construcción de un paseo marítimo gracias a la lucha vecinal, el Sidi debería correr la misma suerte.

El Hotel Sidi Saler cerró en 2011 porque su ubicación, muy cerca del mar, y tras los deslindes de la Ley de Costas se vio que incumplía la ley de costas, que invadía el dominio marítimo terrestre. Dejó un reguero de acreedores y acabó convertido en propiedad pública.