Dánvila mete prisa, Boluda se lo piensa y Quico recoge las fotos del despacho
El Director Corporativo de LaLiga, Javier Gómez ha tenido que salir al rescate de un club destrozado por el vicepresidente de la patronal y que puede evidenciar un fallo en el sistema de control económico
Valencia
El Patronato de la Fundación se reunirá este viernes para ampliar hasta la última semana de julio los plazos para la presentación de planes de viabilidad que saquen al Levante de la ciénaga en la que el presidente del Consejo de Administración, Quico Catalán ha metido al Levante por su disparatada gestión deportiva durante las últimas cuatro temporadas.
Al mismo tiempo, el consejero José Dánvila publicita la urgencia y la gravedad de la situación para que el Patronato le apruebe su power point, pero la Comisión Ejecutiva le ha dicho que las prisas son para los malos toreros y que implemente la información sobre su propuesta para clarificar de dónde procederán los 15 millones de euros que prestará junto a Vicente Boluda Fos, un tercer inversor indefinido y con el respaldo de la familia Pechuán. Los tres principales accionistas, al margen de la Fundación.
Además, el Patronato aprobará por San Fermín que las propuestas o candidaturas ya no necesiten el aval de dos patronos. La adopción de esta norma era tan absurda como retrograda cuando lo que se pretende es atraer al mayor número accionistas e inversores que rescaten a una sociedad que necesita una inyección, casualmente, de 15 millones de euros para atender sus pagos a corto plazo. ¿Dánvila y Jorge Lucas ya habían preparado su propia Due Diligence para convencer a Boluda?
Sería un gran gesto que el primer millón y medio de euros lo aporte el presidente Quico Catalán por el salario percibido durante los tres últimos ejercicios en los que ha hecho que su club haya perdido la categoría y la friolera de 48 millones de euros por su negligente gestión.
No marida nada bien que José Dánvila, por afinidad con Quico Catalán y por cargo como consejero del Levante sea el abanderado de una de las alternativas, cuándo él mismo es responsable del problema por jalear y tolerar los delirios de grandeza de su amigo de la infancia.
Los 4 millones de euros que hay que pagarle a Mustafi por participar en menos de 800 minutos en dos temporadas vistiendo la camiseta del Levante es mucho más que el coste de todos los despidos que se van producir en las diferentes áreas de una sobredimensionada estructura de club.
La gestión deportiva de Quico Catalán ha sido una vergüenza desde el verano de 2019 porque decidió por su cuenta y riesgo cambiar la dinámica de un club obligado a vender a sus mejores activos para seguir creciendo en capital y en futbolistas.
Es muy fácil justificar el despilfarro con los efectos demoledores de la pandemia cuando la realidad es que antes de la aparición del Covid-19, el Levante ya había contraído otro virus. El volumen de gasto de plantilla y cuerpo técnico se había disparado a 52 millones mientras los ingresos ordinarios sin ventas de futbolistas ya no le alcanzaba para pagar los salarios de los jugadores, las amortizaciones, los nuevos fichajes y mantener una superestructura de club.
Desde la salida de Carmelo del Pozo hasta el día de hoy con la incomprensible continuidad de Miñambres, el Levante ha tenido hasta cuatro direcciones deportivas distintas en cinco años pero con un mismo patrón y en el que todo giraba en torno a las decisiones que Quico Catalán adoptada en cada mercado.
Ningún responsable del área deportiva fue capaz de convencer al presidente de la necesidad de vender, porque esa atribución era coto cerrado del único ejecutivo de alta dirección del club. Nadie le tosía tras las superventas de Lerma y Boateng por 41 millones de euros y que ha sido de lo que ha sobrevivido el club junto al contrato de televisión en Primera y de la ayuda del descenso en Segunda. Sin ventas, sin tele y sin ayuda estás muerto.
Me imagino que Vicente Boluda se quedaría fascinado al escuchar a Quico Catalán diciendo que va a seguir gestionando el club hasta noviembre con el mismo talento y talante que lo ha hecho en los últimos cuatro años. La respuesta de Boluda fue clara, no pongo nada hasta que se marche por si cuando entremos ya se lo ha fumado.
Ahora, Dánvila está recalculando ruta para que su propuesta de préstamo participativo sea menos agresiva. El significado es el mismo, porque se incrementa la deuda del club en 15 millones a cambio de ceder la gestión y lo que no me pueda devolver a mi mismo lo capitalizo en un montón de acciones, que a la vuelta de unos años supondrá un pelotazo con la venta del paquete de control. Es un lince, pero tendrá que esperar un mes y a lo mejor a partir del próximo lunes aparecen otros con más dinero, un mejor proyecto y sin muertos en el armario.
Mientras tanto, a Quico Catalán le han dicho desde Madrid que se tape, que no acuda a la Comisión de LaLiga, que vaya recogiendo las fotos del despacho y teletrabaje, no sea que Vicente Boluda se convierta en la única alternativa y se canse de verle sin soluciones, sin dinero e impartiendo lecciones de cómo vender a Pepelu. ¡La que has liado, presi!
José Manuel Alemán
Redactor de Deportes en Radio Valencia