Ir de festival y no arruinarse en el intento, ¿cómo lo hago?
La reventa de entradas y los precios abusivos resienten los bolsillos de los festivaleros
Castellón
"Este verano nos vamos de festival", una de las frases más pronuncias en la provincia de Castellón, y también fuera, para acudir a uno de los mejores planes del verano. No es algo nuevo que ir de festival se haya posicionado como una de las opciones más caras para disfrutar de la música. Desde la compra de entradas hasta salir por la puerta del recinto el último día, un proceso en el que los 'festivaleros' gastan más dinero del esperado.
La reventa de entradas
El primer paso para ir de festival es adquirir la entrada, y con ello, llega la primera barrera: sold out o lo que es lo mismo, entradas agotadas. Muchos de los festivales que se celebran en nuestro territorio son capaces de vender las entradas en pocas horas, e incluso en muchos casos sin haber anunciado ninguno de los artistas, como ha sido el caso del Arenal Sound. Este festival en pocas horas vendió todos los abonos, y ahora, meses después, los 'sounders' se quejan del nivel artístico del cartel de este año. La consecuencia ha sido la reventa masiva de abonos, a precios mucho mayores que los de salido, que ahora circulan por internet. Si queremos acudir a estos festivales y no hemos tenido la suerte de entrar en la cola virtual para adquirir el abono desde la web oficial, nos toca buscar entradas en la reventa pero, ¿cómo nos fiamos de que nos están vendiendo una entradas oficial y no nos están estafando?
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Juan Carlos Insa, abogado experto en consumo, advierte "este tema es bastante complicado, no hay una regulación concreta en cuanto a la reventa de entradas".
En este caso, nos podemos tomar con dos opciones: comprar la entrada a un particular o a una empresa. Para el primero lo único que puede hacer el comprador es fiarse de la buena fe del vendedor, pedirle sus datos -aunque puede facilitarle un DNI falso y después desaparecer- y aplicar el sentido común.
Para la segunda opción, comprar la entrada a una empresa, deben cumplirse una serie de requisitos. En primer lugar, debe haber una autorización administrativa del órgano competente. En segundo lugar, ha de existir un acuerdo entre la promotora -la del festival- y la empresa que se dedica a la reventa, donde figuren los derechos de ambas partes y cuántas entradas se ceden para su posterior venta.
"El problema que encontramos es que estamos inmersos en la ley de la jungla y muchas veces no tenemos estos datos ni existen estos acuerdos", recuerda Insa.
Cancelaciones
Una vez adquirida la entrada el consumidor podría encontrarse con otra barrera: los imprevistos. Las cancelaciones de los festivales por diversas razones muchas veces están a la orden del día. Si nuestra entrada la hemos adquirido desde el canal oficial del evento no debemos tener ningún problema pero si hablamos de una entrada de reventa la cosa puede complicarse. "Muchas de las empresas que revenden entradas están ubicadas fuera de la Unión Europea", explica el abogado experto en consumo. Esto puede suponer no tener cobertura los consumidores y la imposibilidad de reclamar el dinero del boleto. ¿Dónde reclamamos ante una situación así? Insa es contundente: "En ningún sitio".
Precios abusivos
Los precios abusivos dentro de los recintos de los festivales se convierten en otra fuente de derroche de dinero para los festivaleros. En algunos festivales se ha puesto de moda cobrar por salir y entrar del evento el mismo día, lo que se conoce ahora como el reacceso. Para ello, los consumidores han de pagar cantidades en torno a los 13 euros diarios. Pagar por un vaso de plástico cerca de 3 euros o cambiar tu dinero por las monedas oficiales de los festivales son otras de las clausulas que los usuarios consideran como abusivas. El dinero invertido en los vasos de plástico no se devuelven y en muchas ocasiones, cuando finaliza el festival y quieres convertir esas monedas festivaleras en dinero, si no llegas a un mínimo, lo pierdes.
"No se puede hablar de legalidad, las clausulas podrían considerarse abusivas y la empresa podría no tener el derecho de exigirlas pero necesitan esa condición", aclara Insa.
¿Cómo sabemos si una clausula es abusiva? La problemática es que no hay una norma clara al respecto. Para llegar a esa conclusión y poder exigir los importes correspondientes por ese abuso, "habría que tener una declaración por parte de la autoridad competente, en este caso la inspección de consumo, que a la vista de la clausula en concreto dijera que sí es abusiva", responde Juan Carlos Insa.
El abogado experto en consumo cree que la única posibilidad de tachar estas prácticas como clausulas abusivas es que "si hay alguna persona que no esté de acuerdo con estas condiciones, debería denunciar en consumo para que comiencen a estudiarlo".
Sea como fuere, ir de festival hoy en día se ha convertido en un plan top de verano pero caro para los bolsillos.
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