Hace 66 años

València

A parte del tremendo dolor, y las numerosas pérdidas, el desbordamiento del río Turia obligó a las autoridades del momento a adoptar una decisión que hoy quizás sería más difícil de adoptar. La de acometer el costosísimo proyecto de desviar el río por un nuevo cauce con muchísima mayor capacidad que el original. Es cierto que sin el nuevo cauce el viejo no sería lo que es hoy, el principal pulmón verde de València. Pero pensemos por un momento qué había antes en los terrenos sobre los que se excavó el nuevo cauce. Pues fundamentalmente huerta, huerta productiva, con su sistema de regadío ancestral. Y sendas, y caminos, caminos incluso milenarios. El paisaje desde luego era bien distinto al actual, al de un territorio partido en dos por una kilométrica cicatriz encajonada en pantallas de hormigón sobre las que circulan miles de coches al día. Ante espisodios de fuertes lluvias, ganamos en tranquilidad, pero perdimos un paisaje. Conviene no olvidarlo.