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'Sáhara': Teatro social y en tono de 'thriller' para mostrar todas las aristas de un conflicto geopolítico casi soterrado

La pieza podrá verse en Sala Russafa hasta el 15 de octubre

Entrevista a Juan Carlos Garés y Jorge Muñoz

València

Tras su estreno en la Feria Internacional de Teatro de Huesca, además de su paso por algunas localidades de Aragón y Extremadura, se presenta en la Comunitat Valenciana la nueva coproducción de la compañía Arden, impulsora de Sala Russafa. Un trabajo desarrollado a tres bandas en colaboración con Producciones Inconstantes (Madrid) y Tranvía Teatro (Zaragoza).

'Sáhara' es un texto escrito y dirigido por Chema Cardeña que, a través de la pequeña historia de un grupo en plena travesía del desierto, recrea el conflicto internacional de la ocupación por Marruecos de la que fuera antigua provincia española, todavía en lucha para recuperar su soberanía.

“Teníamos mucha ilusión por poner un proyecto en marcha que nos permitiera trabajar con compañías de diferentes comunidades autónomas, de otras escenas. Al final, es una manera de romper con las dinámicas preestablecidas, de obligarte a salir de tu zona de confort y de aprender luchando codo con codo con otros profesionales para poner en pie un montaje”, explican desde la formación valenciana.

Combinando equipos de las tres coproductoras, nace un equipo de diferentes procedencias. El elenco está compuesto por Jorge Muñoz, que llega desde Madrid, y Cristina Yáñez, que viene de Zaragoza, a los que se unen desde València José Zamit, Juan Carlos Garés e Iria Márquez. Juntos interpretan al convoy que parte de Tinduf. Está formado por un miliciano saharaui que transporta a un prisionero del ejército marroquí para hacer un intercambio. Le acompañan una cooperante española y un padre anciano con su hija, ambos dispuestos a todo por regresar a su lugar de origen.

“Me interesaba mucho que la pequeña historia que el espectador ve sobre el escenario estuviera representando las diferentes posturas de un conflicto en el que hay muchos intereses. Se muestra la visión de los marroquíes y saharauis, pero también española y la de entidades internacionales como la ONU”, explica Cardeña, cuyos recientes montajes de la ‘Trilogía de la memoria’ - compuesta por Shakespeare en Berlín, La invasión de los bárbaros y El perfume del tiempo - hacían un dibujo de situaciones políticas y sociales que, además de marcar la historia del siglo XX, tuvieron una incidencia en la vida diaria de las personas.

En todos ellos, y también en este nuevo espectáculo, Cardeña ha optado por desarrollar la dramaturgia en tono de thriller dramático y desafiar al espectador a descubrir los misterios de un asesinato del que se van desvelando pequeños detalles.

El desierto al que se enfrenta un conflicto prácticamente olvidado

La escenografía y vestuario, firmados por Silvia de Marta (Madrid), trasladan al público a las dunas, el viento y el sol abrasador del desierto. Se trasluce su dureza, pero también su belleza, a la que contribuye la iluminación de Pablo Fernández (València), capaz de recrear las nubes de calor y los diferentes ambientes de las largas jornadas sobre la arena. Miguel Ángel Remiro (Zaragoza) aporta el espacio sonoro y la música original de esta obra que se apoya en los audiovisuales filmados por Federico Caraduje (València).

A través del viaje físico y moral que viven los personajes, la obra invita a ponerse en la mirada de los distintos agentes que intervienen en este conflicto. Y a descubrir pasajes poco conocidos de la historia reciente de Sáhara de la invasión sufrida hace ahora cinco décadas y de cómo su población se ha organizado para mantener viva una lucha que cada vez más instituciones apuestan por enterrar bajo la arena.

“Hablamos de Sáhara pensando en el desierto, pero también es la patria de mucha gente que tuvo que abandonarlo todo hace cincuenta años y salir de sus casas. Ahora sobreviven en campos de refugiados donde no tienen prácticamente nada. Y los que se quedaron en el territorio ocupado, padecen el control y la represión marroquí. Es un problema que ha ido perdiendo atención política y mediática con el paso del tiempo. Y ya se sabe que lo que no se dice, no existe”, explica el dramaturgo, quien concibe este espectáculo como “nuestra pequeña contribución para recordar uno de los tantísimos conflictos sin resolver que derivan del antiguo colonialismo europeo”.

Cardeña no tiene miedo a la etiqueta de teatro social: “Las artes escénicas también están para hacer reflexionar, claro que sí. Pero al final el público es quien tiene la última palabra y quien formará su opinión”. A la hora conectar con él, el dramaturgo y director aborda el conflicto del Sáhara desde lo humano, a través de las situaciones cotidianas a las que se enfrentan personajes anónimos, que representan a la gente de pie. “El lenguaje político y diplomático ya se usa en otros ámbitos y no estoy seguro de que sirva de mucho. Pero si los protagonistas hablan en primera persona, si cuentan cómo están viviendo ellos la ocupación, es mucho más fácil acercarla a los espectadores”, reflexiona el autor y director de Sáhara.