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Estos son los "10 mandamientos" del arzobispado de València para evitar abusos sexuales en la Iglesia

Daniel Juan, director de la oficina de Protección del Menor del Arzobispado de Valencia, asegura que además de prevenir se busca reparar el daño hecho

Imagen de archivo de las manos de un cura con un libro en las manos / Serhii Mazur

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València

La archidiócesis de València, con el arzobispo Enrique Benavent a la cabeza, ha implantado un protocolo en todos sus centros para detectar, evitar y prevenir los abusos sexuales a menores. En este sentido, el escrito, de más de 100 páginas, enfatiza la prevención y el manejo de casos de abuso sexual, especialmente cuando involucran a menores o personas con una capacidad de discernimiento limitada. Este protocolo, similar al activado por el obispado de Segorbe-Castellón, reconoce la necesidad de crear conciencia, proporcionar capacitación y establecer indicadores claros para detectar y responder al abuso sexual.

Este documento se basa en las directrices del "Vademécum" de la Congregación para la Doctrina de la Fe y en la Instrucción de la Conferencia Episcopal Española sobre los casos de abuso sexual que afectan a menores.

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'Puertas siempre abiertas' y 'prohibido forzar abrazos' o 'pedir que un menor guarde un secreto', son algunos de los puntos a los que hace referencia el decálogo. Además, pide prudencia a la hora de comunicarse con los jóvenes y pedir siempre la autorización de la familia o de tutores para tener encuentros con los menores fuera del contexto pastoral.

También prohíbe compartir habitaciones o espacios íntimos solo con menores y además se detalla las terminologías de cada una de las posibles conductas denunciables como el abuso, acoso, agresión, provocación o explotación sexual.

Prevenir y reparar el daño hecho

El protocolo subraya la importancia de creer y respaldar a la víctima cuando se atreve a revelar el abuso. Pone relevancia en escuchar en un ambiente seguro y respetar el tiempo y la voluntad de la víctima como "pasos cruciales". Porque, como ha explicado Daniel Juan, director de la oficina de Protección del Menor del Arzobispado de Valencia, además de prevenir se busca reparar el daño hecho.

Daniel Juan (director de la OPM del Arzobispado de Valencia) sobre el protocolo contra abusos sexuales a menores

Daniel Juan (director de la OPM del Arzobispado de Valencia) sobre el protocolo contra abusos sexuales a menores

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"El protocolo valenciano", ha explicado, "presta especial atención al ámbito de la enseñanza por el enorme peso que la enseñanza católica tiene aquí". Por eso, además de marcar líneas de actuación también contiene guías y pautas tanto para los agentes de pastoral, como para docentes. Incluso para los alumnos y alumnas que hayan podido ser víctimas. A la pregunta de por qué se han incluido recomendaciones que parecen del más elemental sentido común, Daniel Juan ha respondido que el documento se basa en el protocolo marco de la Conferencia Episcopal y que incluye también los preceptos básicos de la legislación estatal.

Juan no ha querido dar datos sobre las denuncias que han llegado a la oficina valenciana. Ha explicado que primero será la Conferencia Episcopal la que dé los datos globales; también se conocerán antes los datos del bufete contratado por la propia Conferencia Episcopal para investigar, y luego se descenderá a cada una de las oficinas abiertas en cada diócesis.

Apoyo a la víctima y escucha empática

El protocolo subraya la importancia de creer y respaldar a la víctima cuando se atreve a revelar el abuso. Pone relevancia en escuchar en un ambiente seguro, y respetar el tiempo y la voluntad de la víctima como "pasos cruciales". En estas situaciones delicadas propone brindar "apoyo incondicional y comprensión. Es esencial para la recuperación de la víctima".

También se centra en algunas claves para detectar una situación de acoso que pueda sufrir la víctima, aunque no lo verbalice ni lo denuncie directamente.

Grooming y diferencias entre abuso, acoso, agresión, provocación y explotación sexual

En otro de los puntos esenciales del protocolo se centra en la terminología a tener en cuenta y que todo entra dentro del pecado contra el sexto mandamiento del decálogo dentro del ámbito canónico, más allá de las relaciones sexuales, y que deben tenerse en cuenta, ya que el tipo penal es amplio.

En este capítulo del protocolo se diferencia con detalle cada una de las posibles conductas denunciables como el abuso, acoso, agresión, provocación o explotación sexual, incluyendo en un apartado el grooming que el arzobispado define "como el conjunto de actividades que realiza el abusador para ganarse la amistad y la confianza de la víctima como pueden ser las cosquillas, abrazos prolongados, besos inapropiados, conversaciones de contenido erótico o "cuentos de hazañas sexuales".

Justicia restaurativa

La 'justicia restaurativa' es un concepto central en este protocolo. Esta perspectiva se centra en la curación y la reparación del daño causado a la víctima por el abuso sexual y "no solo en la sanción del culpable". Reconoce que la sanación de la víctima es una prioridad y busca facilitar un proceso que permita a la víctima sanar y recuperarse.

Confidencialidad y respeto a las disposiciones legales

El protocolo también hace referencia a las disposiciones legales que protegen la confidencialidad de la información compartida con las autoridades eclesiásticas y los miembros del clero en el contexto de su ministerio. Esto es esencial, según el documento, para garantizar que las víctimas se sientan seguras al denunciar el abuso y que los procedimientos legales se desarrollen de manera apropiada.

Al seguir estos principios, el arzobispado asegura que la Iglesia camina a contribuir para crear un entorno seguro y de confianza para todos sus miembros, especialmente para aquellos que son más vulnerables.

Decálogo de medidas preventivas de protección de menores

Estas pautas, destinadas a todo aquel que tenga un rol en la educación, pastoral o cuidado de menores, se presentan como una guía clara y contundente para garantizar un entorno seguro y libre de abusos.

1. Autorización y supervisión para tener contacto con menores fuera del contexto pastoral

Está estrictamente prohibido mantener encuentros presenciales o comunicaciones con menores fuera del contexto pastoral o educativo sin la presencia de los padres o tutores, o sin su autorización por escrito. Toda interacción con menores debe realizarse a través de sus padres o tutores.

2. Prohibido forzar abrazos o tocar zonas íntimas

En todo momento se debe respetar la integridad física de los menores. Cualquier muestra de afecto, incluso la bienintencionada, debe llevarse a cabo con mesura y respeto, centrándose en zonas "seguras" como los hombros, cabeza y brazos. Está terminantemente prohibido forzar abrazos o tocar zonas íntimas o erógenas.

3. Puertas abiertas siempre y evitar la privacidad

Se debe evitar quedarse a solas con un menor sin causa justificada. Si es necesario hablar en privado con un menor, debe hacerse en un lugar visible para otros adultos y mantener la puerta abierta en oficinas o espacios interiores. Además, se debe informar a los padres si se ha estado a solas con el menor. En situaciones como habitaciones, tiendas de campaña, vestuarios o baños, siempre deben entrar al menos dos adultos del mismo sexo que los menores.

4. No compartir habitaciones con menores

Cualquier actividad con menores, especialmente si implica pernoctar, debe contar con la autorización explícita de los padres o tutores. Los adultos no deben compartir habitaciones con menores, y se debe garantizar la separación por sexo y edades. Invitar a padres a participar en tales actividades se considera oportuno.

5. No dar preferencia a un menor sobre otros

Está prohibido establecer una relación preferencial con un menor. Cualquier relación sentimental, consentida o no, entre un adulto y un menor resulta en la terminación inmediata de la actividad pastoral o educativa. Los adultos deben ser conscientes de su responsabilidad en estos casos.

6. Atracción pedófila

Si un adulto responsable siente una atracción pedófila, debe abandonar su responsabilidad inmediatamente y buscar asesoramiento profesional para evitar exponerse en situaciones de riesgo.

7. Certificado de delitos sexuales obligatorio

Es obligatorio proporcionar un certificado negativo del Registro Central de Delincuentes Sexuales y Trata de Seres Humanos para cualquier persona que trabaje con menores. Los clérigos, docentes y laicos deben firmar un documento de responsabilidad personal que confirme su conocimiento y aceptación del Protocolo de la Archidiócesis.

8. Concienciación y prevención

Se promoverá la concienciación y prevención de abusos sexuales en todos los ámbitos de la Archidiócesis, adaptándolo a todas las edades. Los menores serán informados sobre los riesgos y cómo detectar abusos, enseñándoles a confiar en adultos de confianza y a no culparse en caso de ser víctimas de abuso.

9. Formación continua

Todos los responsables de menores deberán participar en talleres de formación programados por la Diócesis, que traten sobre abusos y sus consecuencias.

10. No ocultar abusos

Nunca debe ocultarse ni ignorarse ninguna situación de abuso sexual. El silenciamiento de los casos de abuso solo perpetúa el daño a las víctimas y aumenta el riesgo de futuros abusos.

Otras pautas positivas, prohibiciones y límites a tener en cuenta

Además del decálogo en el documento se numeran otras pautas "positivas" y prohibiciones para llevar a cabo como el uso con "debida prudencia" en la comunicación con los menores de llamadas de teléfono y redes sociales. Además, está prohibido grabar y/o publicar imágenes sin el consentimiento expreso de los tutores o madres y padres del menor.

Prohibido guardar secretos

Se prohíbe estrictamente el castigo corporal al menor, dejarlo en una situación "potencialmente peligrosa" o juegos y bromas con connotación sexual. Además, se detalla que también está prohibido pedir a un menor que guarde secretos.

Santi Botella

Santi Botella

Desde 2015 trabaja en Radio Valencia en coordinación y publicación web, contenidos digitales y redes...

 
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