Halloween, recursos públicos, y resignación

València

Estamos tan tan sobreexpuestos a la industria cultural norteamericana que acabamos convirtiendo en propias algunas de sus modas o costumbres. A este paso, poco tardaremos en celebrar la cena de acción de gracias o el 4 de julio. Pero mi reflexión va más allá. ¿Somos conscientes de cuántos recursos públicos se destinan para paliar los efectos de los excesos cometidos en una noche como esta?

No son solo los policías, los operarios de limpieza o los que colocan el vallado de varias zonas. Son también los médicos de urgencias que han atendido a los que se han pasado esta noche, es el personal de refuerzo que ha trabajado esta noche en el 1-1-2... Recursos necesarios sí, porque se trata al final de la seguridad de las personas, pero pagados al fin de cuentas por los contribuyentes a pesar, insisto de ser una fiesta sin arraigo. ¿Qué hacer entonces? Me temo que a estas alturas solo cabe resignarse.