"Consumir para sentirnos mejor"

València

Hace unos años no le daba importancia al Black Friday, esa costumbre anglosajona que ya se ha convertido en un fenómeno de masas. ¿Pero saben qué? Ahora yo soy ya también de esos y esas que pasado el verano deja alguna compra pendiente para el Black Friday para encontrar un buen precio. Terrible, sí, lo sé, pero he caído también en esta tentación, y pensándolo bien estoy cayendo en muchas.

Creo que aún mantengo cierta racionalidad, sin embargo, observo que los y las hay que, en pocas palabras, enloquecen estos días. Creo que el consumismo, que es casi una religión, ya me entiendes, es cada vez más agresivo. Observo a algunos conocidos que, primero, compran por comprar cosas que sé que no necesitan y, también, que esa misma actitud de compra se convierte en una especie de adicción. En otras palabras, si no compras no estás integrado. Es una asombrosa necesidad que nos hemos creado, y utilizo el plural mayestático porque creo que todos pecamos un poco; es como una forma material de intentar ser felices.

En definitiva, consumir para sentirnos bien. Hay mucha literatura al respecto, y me quedo siempre con la idea de que hemos dejado de alimentar nuestro espíritu para alimentar nuestro ego, o nuestra vanidad. Por eso, no soy de los que critica el Black Friday si con eso podemos conseguir ahorrarnos algún dinero en estos tiempos tan difíciles. Pero creo que es bueno que lo racional sea más importante que lo irracional a la hora de gastarnos los euros.