Principios básicos de circulación
Javier Llopis, periodista
La Columna Javier Llopis (22/12/2023) "Principios básicos de circulación"
Alcoy
Recuerdo un viejo “Suya es la radio” en el que una oyente criticó (con educación pero con firmeza) al gran Lorenzo Rubio por caminar por el lado equivocado del puente de San Jorge. La recriminación fue aceptada con deportividad por el periodista, que entonó un sentido mea culpa, comprometiéndose a cumplir durante el resto de sus días los principios básicos de la circulación de peatones en Alcoy y a andar siempre por la acera izquierda de los puentes.
Eran otros tiempos, eran unos días felices en los que los alcoyanos cumplíamos unas normas básicas de urbanidad para andar a pie por nuestras calles: una legislación no escrita, que nos habíamos legado de padres a hijos. Alcoy es una ciudad complicada, llena de puentes, de cuestas inverosímiles y de callejas estrechas. Aquí, no nos basta con que los coches cumplan el código de la circulación; aquí, es imprescindible la existencia de una normativa mínima para organizar los complejos movimientos de la gente que circula a pie.
Valga esta larga perorata nostálgica para denunciar un fenómeno altamente preocupante: los alcoyanos cada día caminamos peor por las calles de nuestra ciudad. Se han perdido las buenas costumbres y la situación empieza a rozar la anarquía. Ahí van algunos ejemplos. Parejas acarameladas se hacen cucamonas en los puentes, generando detrás de ellas auténticos tapones de vecinos cabreados que se ven obligados a reducir la velocidad de su marcha o incluso a detenerse. Grupos de amigos protagonizan animadas charlas callejeras en las estrechas aceras de San Nicolás, obligando a los otros transeúntes a jugarse la vida lanzándose a una calzada por la que suben coches a toda velocidad. Ni que decir tiene que el sano hábito se ceder el paso a las personas de edad avanzada se ha perdido totalmente entre los sectores más jóvenes de la población. La ley de la selva impera en puntos como el puente de San Roque en las tardes de sábado y vísperas de festivo, los mirons nos movemos a empujones durante las noches de entraetes y las barsellas de dueños de perros obligan al paseante a efectuar vergonzantes saltitos entre correas y ladridos.
El Ayuntamiento debería acometer por vía de urgencia la redacción de una ordenanza para regular la circulación peatonal. Tras la cagada del plan de peatonalización del centro, los alcoyanos de a pie nos merecemos alguna compensación.