"Hay señales inquietantes desde que la ultraderecha está en las instituciones"

València

Cuando se acerca el final de año es como cuando estás cerca de cumplir años, se cierra un periodo concreto y, sin pretenderlo, echas un poco la vista atrás y valoras si lo que has hecho ha valido la pena o no. En este caso, no puedo evitar pensar si he acertado, si hemos acertado, en todos esos temas a los que hemos dedicado este espacio durante tantas semanas.

Creo que, con humildad, hemos debatido sobre muchas cuestiones que afectan a la gente. Hemos hablado de la soledad, de la salud mental, de las ideologías ultras y sus riesgos, de la sanidad, de la educación, de la buena política, de la ambición desmedida, de los excesos, del consumismo, de los mayores, de los jóvenes, de la violencia de género, de la música o del periodismo, entre otros muchos temas. Lo hemos hecho con vocación de que el oyente dedicara unos minutos a reflexionar con nosotros. Eso sí, siempre con el premio final de una escena de cine que trataba alguno de estos asuntos o, simplemente, nos hacía reír.

De entre todos estos temas, me quedaría con las reflexiones que hemos hecho sobre los riesgos de que nuestra sociedad de pasos atrás en la protección de los derechos individuales y en los avances sociales conquistados durante décadas. Hay señales muy inquietantes, no solo en España, desde que la ultraderecha está en las instituciones: basta ver lo que está sucediendo también en otras democracias en el mundo, como en Argentina. Es muy peligroso que comiencen a entenderse como normales cosas que atentan contra los derechos humanos, contra las personas. Los demócratas debemos rebelarnos contra ese riesgo.