Un policía fuera de servicio salva en Benidorm a un niño que se atragantó con un caramelo en la cabalgata de Reyes

Benidorm

Se llama Luisma Roselló, es oficial de la Policía Local de Benidorm y este viernes por la tarde veía junto a su familia la cabalgata de los Reyes Magos de la capital turística. De repente, escucha gritos y observa a una multitud que rodea a un hombre intentando sacar algo de la boca a un niño de tan solo dos años. Se había atragantado con un caramelo.

La asfixia del menor aumentaba cuando Luisma se dirigió hacia él con decisión para practicarle la maniobra de Heimlich: "Cogí al niño, le apreté tres veces bajo la boca del estomago, le subí la ropa, lo tumbé para delante y le di un golpe en la espalda. Vomitó el caramelo y las babas encima de mí. Fue una bendición que hiciera eso", cuenta aún emocionado.

Ocurrió sobre las 19:30 en la céntrica calle Ruzafa: "En ese momento no me di cuenta de lo que había hecho, solo de que había salido bien", sigue relatando. Desde entonces, Luisma no para de recibir felicitaciones de compañeros y conocidos: "Asumí una responsabilidad grande y me siento orgulloso. Para eso nos formamos y nos preparamos. Piensas que nunca lo vas a utilizar, pero estas cosas funcionan".

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El pequeño y sus padres eran turistas extranjeros, pero el oficial desconoce su nacionalidad concreta: "Cuando esta familia oiga Benidorm se acordará de este momento y de que les ayudamos".

Con la acción heroica de este agente fuera de servicio la noche más mágica del año terminó cómo tenía que terminar, con Sus Majestades de Oriente repartiendo los regalos en las casas de Benidorm sin más contratiempo que las fuertes rachas de viento registradas durante la madrugada.

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¿Cómo se hace la maniobra de Heimlich?

El paciente suele estar agitado y nervioso, hay que intentar tranquilizarlo. Para hacer la maniobra hay que colocarse por detrás del pacientes, le abrazamos, colocamos una de las manos en forma de puño a la altura de la parte baja del esternón, con la otra mano abrazamos ese puño y empujamos con todas nuestras fuerzas de forma brusca hacia arriba y hacia dentro del paciente, que tiene que estar inclinado levemente hacia delante. El paciente tiene que expulsar ese aire residual de los pulmones y así poder expulsar el cuerpo extraño