El Valencia CF y el Levante UD no quieren que les declaren Bien de Interés Cultural

València

El Valencia Club de Fútbol y el Levante Unión Deportiva no quieren que sus clubes sean declarados Bien de Interés Cultural. Al menos han presentado alegaciones en contra del expediente iniciado por el Ayuntamiento de València para proteger las señas de identidad de estas entidades centenarias.

Durante la anterior legislatura se impulsó esta tramitación después de un acuerdo unánime en el pleno del Ayuntamiento, algo por cierto que no suele ocurrir últimamente. Entonces tanto el Valencia como el Levante declinaron presentar alegaciones pero, según ha desvelado hoy Compromís, el gobierno local volvió a invitar a estos clubes a presentar su opinión y los dos han alegado en contra.

La portavoz de Compromís, Papi Robles, recuerda que lo que se pretendía era proteger las señas de identidad de estos equipos centenarios, que ningún propietario pueda cambiar el nombre del estadio, los colores del equipo o el himno, o marcharse a otra ciudad, entre otras cosas, como ya ha ocurrido en distintas entidades de todo el mundo.

El expediente, con las alegaciones en contra del Valencia y del Levante, ha sido remitido ya a la conselleria de Cultura, que es la que tiene que aprobar la declaración de Bienes de Interés Cultural. La portavoz de Compromís pide que no se deje caer el expediente sobre todo ahora que los dos clubes están en riesgo.

“La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cuál debe ser el papel de las administraciones públicas frente a esta situación? ¿Favorecer la supervivencia del actual modelo? Desde Compromís pensamos que no, que el papel del Ayuntamiento es salvaguardar el interés de la ciudad, del club, de las aficiones y por eso es imprescindible la democratización de los clubs y protegerlos de las lógicas de mercado”, ha concluido Robles.

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Por su parte, el concejal Pere Fuset ha explicado que Compromís, “desde un inicio ha querido devolver los clubs de fútbol a manos de sus aficiones, ante un modelo de fútbol moderno que los convierte en empresas sin alma únicamente enfocadas a la obtención de beneficios por parte de los sus propietarios y sin tener en cuenta a los aficionados, a los accionistas minoritarios o los intereses y necesidades de las ciudades y territorios de arraigo de los clubs”.