Las redes sociales y el juego reemplazan a las adicciones a sustancias en los 30 años de Proyecto Hombre Alicante
En Hoy por Hoy Alicante, su presidenta, Consagración Jareño, recuerda cómo en los años 80, cocaína y alcohol copaban los primeros puestos
Consagración Jareño, presidenta de Proyecto Hombre Alicante, en Hoy por Hoy Alicante
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Alicante
En su trigésimo aniversario, Proyecto Hombre Alicante deja constancia del cambio de usuario, operado en estos años, que ya no sufre adicción a ninguna sustancia, sino a determinados comportamientos.
El juego y las redes sociales son ahora la mayor preocupación.
Algo impensable hace unos años, dice en Hoy por Hoy Alicante Consagración Jareño, su presidenta, que recuerda cómo en los años 80, la cocaína y el alcohol copaban los primeros puestos en adicciones.
Ese mix sigue estando presente y también, pero en mucho menor medida, las adicciones puras, con el cannabis como tercera sustancia, señala Jareño, que trabaja en la memoria inminente del año 2023. Eso sí, "desgraciadamente", hay quien aún piensa que las adicciones se centran en familias en exclusión, pero no es así, asegura. "Son personas totalmente normalizadas que acuden al consumo para calmar ese vacío existencial".
Son diferentes los abusos, como también es distinta la manera de enfocar, explica, que destaca el hincapié en los programas para los más jóvenes. Desde los 12 a los 23 años. Del mismo modo, hay personas de hasta 70 años que se refugian en el alcohol, aunque éste "fuera un abuso mantenido durante su vida", reflexiona.
El reto más importante es ser capaces de ver las necesidades de la sociedad, porque "las debilidades de las personas siguen siendo las mismas, pero también las fortalezas", prosigue.
Para Mari Carmen Jiménez, responsable de Comunicación de Noray Proyecto Hombre, esto es un problema de toda la sociedad, y por eso dentro de esas acciones es fundamental agradecer a las partes implicadas, en estos 30 años, donde se ha atendido a más de 40.000 personas; desde las distintas consellerias, pasando por Ayuntamientos, Diputación y fundaciones privadas y empresas como Pikolinos y otras, apunta, que conocen de primera mano su trabajo.
Los programas de deshabituación incluyen en gran parte también a familiares, que son los que primeros detectan el problema y canalizan a la persona a estos recursos. Con una estructura de 300 usuarios directos, 500 familiares y 50 profesionales, los 45 voluntarios, aportan una pieza clave.
Y destaca también la campaña para redes sociales, #Libres de bulos, para desterrar falsas creencias, como que el vapeo no es adictivo, y que a veces tienen confundidos a los más jóvenes.