El coche de línea y la Paloma Gandiense
Javier Llopis, periodista
La Columna (14/03/2024) "El coche de línea y la Paloma Gandiense"
Alcoy
Anótense una fecha para la Historia: el 14 de febrero de 2024. El día en que los alcaldes de Alcoy, Ibi, Cocentaina y Muro descubrieron que el sistema de transporte público entre la comarca y el exterior es un bodrio tercermundista, en el que las empresas concesionarias hacen y deshacen a su gusto, ignorando las necesidades de los usuarios y sin rendirle cuentas a ninguna autoridad competente.
Un vecino de Agres tarda más tiempo en viajar a Alicante en autobús, que el que emplearía un ciudadano de la capital de la provincia en viajar a Madrid en el AVE. Un alcoyano sin coche que quiere hacer una gestión de 30 minutos en Valencia se ve obligado a perder cerca de doce horas entre viajes y esperas, ya sean en estaciones de autobuses o de tren. En las zonas rurales más profundas de la comarca hay alcaldes voluntariosos que utilizan sus propios vehículos para trasladar al médico a vecinos ancianos que no pueden conducir, ya que la mayor parte de los servicios regulares han desaparecido. Y así, sucesivamente, en una infraestructura de transporte público que vive instalada en los viejos del coche de línea y que nos hace añorar los bufidos de la entrañable Paloma Gandiense.
Todo esto pasa en un mundo que se gasta millonadas para reducir las emisiones contaminantes y que invierte fortunas para disuadirnos del uso del vehículo privado, sustituyéndolo por el transporte colectivo.
¡Bienvenida sea la chapuza cometida por la nueva concesionaria del transporte a Valencia!. Su delirante idea de hacer pasar por Gandía los autobuses que van de Alcoy a la capital del Regne ha servido para que nuestras autoridades se den cuenta de la existencia de un grave problema, que llevaba atormentando durante décadas a miles de ciudadanos de estas comarcas, que en pleno siglo XXI se veían obligados a viajar sometidos a unos horarios de diligencia decimonónica.