La quinta del Pipo aprende a sufrir... y a soñar

València

Con la de anoche en Pamplona, ya son doce porterías a cero del Valencia en Liga esta temporada. Se dice pronto, pero tiene un valor tremendo. No encajar goles en 12 de los 31 partidos de Liga supone muchos puntos y es una de las razones por las que el Valencia es séptimo a tres puntos del sexto. Con un mérito añadido para Baraja: el bloque funciona, independientemente de los nombres. La línea defensiva de ayer Foulquier-Mosquera-Cenk-Jesús estaba formada por teóricos suplentes cuando empezó la temporada.

La quinta del Pipo está aprendiendo a sufrir. Lo de anoche, incluido el penalti en el que Mamardashvili bloqueó a Budimir al adivinarle el lado, fue un sufrimiento. Pero un sufrimiento diferente a la angustia de hace un año. Comparado con los viajes de la temporada pasada a Vigo o el Villamarín, lo de ayer en Pamplona fueron un par de horas en el spa. El equipo, además, crece. Empieza a manejar registros de oficio, de perder tiempo, de jugar a otro fútbol. Y empieza también a saber soñar con Europa. Se lo ha ganado. Ojalá lo consigan. Sería una alegría enorme.