Se cumplen cuatro décadas del cierre de Altos Hornos del Mediterráneo: "Primero fue un símbolo de derrota, ahora representa la dignidad de un pueblo"
40 años después del traumático episodio, en 'Hoy por Hoy Valencia' hemos reunido a dos extrabajadores de la industria siderúrgica valenciana frente al Alto Horno Número 2, la única de las tres estructuras que se conserva en la actualidad, para rememorar la lucha obrera que se batalló en el municipio
Se cumplen 40 años del cierre de Altos Hornos del Mediterráneo (03/05/2024)
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València
Este 2024 se cumplen 40 años del cierre definitivo de los Altos Hornos del Mediterráneo. Ocurrió un 5 de octubre de 1984, tras 18 meses de la intensa lucha obrera que protagonizó la ciudad de Sagunt, con los cerca de 6.000 trabajadores afectados a la cabeza. Un episodio traumático que dejó una impronta imborrable entre los habitantes del Camp de Morvedre, cuyas reivindicaciones laborales merecieron la empatía de todo un país.
Cuatro décadas después, en Hoy por Hoy Valencia hemos reunido a dos extrabajadores de la industria siderúrgica valenciana frente al Alto Horno Número 2, la única de las tres estructuras que se conserva en la actualidad, con el objetivo de conocer el testimonio de quienes más sufrieron con aquella decisión, que el Consejo de Ministros anunció el 4 de febrero de 1983.
"Una decisión política"
Son José María Barquero, de 71 años, y José Pérez Zamora, de 86, que recuerdan la incredulidad con la que recibieron la orden de desmantelamiento de las instalaciones. Un dictamen que, aseguran, era "impredecible", ya que, desde su punto de vista, "el futuro del sector pasaba por el Puerto de Sagunto".
"Fue un mazo. Felipe González -entonces presidente del Gobierno- tomó una decisión política, no económica ni técnica. Se plegó a los intereses europeos y de las multinacionales del sector, porque estábamos en la recta final de nuestra incorporación al Mercado Común Europeo. Tal es así que, una vez se cierra la fábrica, la zona se llena de estas empresas, que aprovecharon la alta cualificación del personal para nutrir sus plantillas. Fue un fraude para todos los españoles", afirma Barquero.
Sacar el problema del municipio
Comenzó entonces todo un movimiento de resistencia y defensa de sus derechos que logró implicar a la sociedad civil del municipio, que respaldó las protestas. Y lo hizo con un destacado protagonismo femenino, además. Así lo reconoce el propio José María, que mantiene que, sin las mujeres, no hubieran aguantado tantos meses de pelea. "Tuvieron un rol decisivo. Nuestras madres, hermanas y esposas tomaron la iniciativa, respaldaron nuestras acciones y llegaron a reunirse con Carmen Romero, en ese momento mujer del jefe del Ejecutivo".
Se llevaron a cabo múltiples y variadas acciones para tratar de frenar las intenciones de cierre, entre las que se incluyeron huelgas de hambre, marchas por València y Madrid, encierros en la fábrica, manifestaciones, conferencias y hasta recogida de firmas por toda España. Ese fue, según coinciden ambos, su principal éxito. El hecho de convertir un problema de rango local en un problema de ámbito nacional.
"Tuvimos el valor de sacar el problema fuera de Sagunt. Recogimos cerca de 700.000 firmas en todo el país durante los dos meses de verano, que se dice pronto. Es decir, se generó una simpatía y una solidaridad que, desde luego, no podremos olvidar nunca", añade.
Quizás, el mejor ejemplo de ello pueda encontrarse en los cien autobuses que, no sin esfuerzo, pudieron fletar para trasladar sus mensajes a la capital. "Los organizamos en una tarde", recuerda Pérez, que sonríe al contar que "tuvieron que buscar autobuses hasta debajo de las piedras". Aquel poder de convocatoria y organización fue el orgullo del que hoy presumen.
"Un símbolo de dignidad"
Fue una herida que tardó en cicatrizar. Y la prueba es que retroceder en el tiempo hasta aquellos más de 400 días de protesta incansable todavía les emociona. "Estar al lado del Alto Horno Número 2 me trae un recuerdo de esperanza. Cuando se reconstruyó, se le aumentó el diámetro un metro. Pasó de cuatro a cinco metros, y de una capacidad de 300 toneladas de hierro fundido al día a 600. ¡Qué pena! Ahora se nos ha quedado como un monumento", explica Pepe.
"El pueblo fue derrotado y, en un principio, veíamos esta estructura como un símbolo de eso, de derrota. Yo pasaba muchas veces por aquí y me caían las lágrimas. Sin embargo, nos dimos cuenta de que es un símbolo de dignidad y de lucha. Es un homenaje a la rebeldía y la lucha obrera de este pueblo", sentencia Barquero.
"La gigafactoría no salda la deuda que se tiene con Sagunt"
Ambos celebran el aterrizaje de la gigafactoría de Volkswagen en Parc Sagunt II y, con ello, la generación de numerosos de empleos, pero rechazan que este hito se entienda como la culminación del proceso de reconversión industrial que se inició en la ciudad una vez cerraron Altos Hornos del Mediterráneo.
"Es una noticia magnífica para la zona, porque los alemanes lo que hacen es contemplar la situación geoestratégica de la comarca, que era la misma que citamos nosotros para defender la fábrica con el Informe Kawasaki. Pero no podemos considerar que, con este movimiento, se salde una deuda. Con Sagunt no se saldará jamás la deuda que se tiene. Lo digo con toda contundencia y no hablo de condiciones económicas, sino de una deuda moral y ética".
Joan Lerma: "Había un exceso de capacidad productiva"
Quien fuera 'president' de la Generalitat Valenciana durante dicha etapa, Joan Lerma, ha señalado en la Cadena SER que "la clave de la confrontación que se produjo entre la ciudadanía y la administración reside fundamentalmente en el Informe Kawasaki -un estudio elaborado por una auditora independiente-, que hablaba del futuro de la siderurgia española y concluía que Sagunt era la mejor ubicación posible para instalar un tren de bandas en caliente (TBC)". "No obstante, en los años posteriores se vio claramente que no estaba bien orientado. Aunque la decisión de quienes lo encargaron era aceptar posteriormente que el TBC debía ir a la Comunitat Valenciana, las empresas y el Estado no se pusieron de acuerdo para instalarlo allí y se generó una fuerte oposición".
Lerma ha contextualizado el cierre de Altos Hornos del Mediterráneo con el "exceso de capacidad productiva que sufrió el sector como consecuencia del estallido de la crisis internacional que se produjo en 1973, tras la guerra entre Israel y los países árabes, que significó un descenso de la demanda espectacular".
"Aunque la lucha de los trabajadores merece todo el respeto del mundo, y les ayudé en todo lo que pude, era muy difícil pensar que las previsiones que tenía en cuenta este informe iban a funcionar, ya que, lamentablemente, la realidad económica hacía referencia a que todas las siderúrgicas españolas daban pérdidas. De hecho, en el 82, Altos Hornos del Mediterráneo perdió 8.900 millones de pesetas, y lo llevaba haciendo prácticamente desde que comenzó la crisis económica", ha expresado.
En este sentido, ha reconocido que las instituciones trataron de "racionalizar" la situación para reestructurar el sector y dotarlo de una mayor capacidad de internacionalización y, por tanto, de competitividad. "Había intereses territoriales y tres empresas. La que menos personal tenía era Altos Hornos del Mediterráneo, que al momento del cierre estaba en torno a los 3.300 trabajadores. Altos Hornos de Vizcaya pasaba de los 10.000 y, en el caso de Ensidesa (Avilés), llegaban a los 20.000".
Finalmente, y preguntado por si le sorprendió la enorme movilización ciudadana que se obtuvo como respuesta, el 'expresident' ha destacado que "el Puerto de Sagunto es un lugar con una gran tradición obrera y una enorme capacidad organizativa. Tenían una cultura de la movilización muy importante y yo estaba seguro de que eso se iba a producir, más si tenemos en cuenta lo injusto de la situación; el hecho de que el TBC fuera recomendado por el Informe Kawasaki. Ellos no pudieron asumir ese cierre y yo tampoco, la verdad".
Darío Moreno: "Debemos mantener aquel nivel de concienciación"
El alcalde de la localidad, Darío Moreno, ha asegurado que "aquella lucha forma parte de la identidad del propio pueblo": "Nos consideramos, y estamos muy orgullosos y orgullosas de ser, una ciudad reivindicativa, que pelea por sus derechos y su futuro. Todo eso se lo debemos, precisamente, a las personas que, en su momento, se movilizaron por sus puestos de trabajo, porque fueron conscientes de que su movimiento repercutía en las siguientes generaciones y el devenir del municipio. De ahí que el principal lema que se exhibía en las pancartas fuera 'No a la muerte de un pueblo'".
Su deseo, y así lo ha manifestado en Radio Valencia, es conservar el espíritu de lucha que protagonizaron los trabajadores de la planta. "Aquella movilización nos sirvió de aprendizaje. Entendimos la necesidad de que exista solidaridad entre todos los sectores de la sociedad civil. Debemos preservar ese nivel de concienciación para que, en ningún caso, nadie se sienta solo ante cosas que consideremos injustas. Esa ha sido la garantía de que, dentro de todo el dolor que se generó en torno al cierre de los Altos Hornos, saliésemos con las mejores condiciones posibles, hasta llegar hoy a la esta gran inversión de PowerCo, que, por supuesto, abre un nuevo horizonte para la urbe".
Inversión que, en sus palabras, "demuestra que seguimos siendo una ciudad referente en proyectos industriales y es hija de esos 18 meses de resistencia que finalizaron con el desmantelamiento de la siderurgia saguntina". "Justo antes de que se anunciase, estuvimos peleando para que una de las empresas localizadas en el municipio, Pilkington, que se estaba planteando una relocalización, se quedara aquí. Automáticamente, todo el municipio se movilizó para plantear alternativas que aseguraran el futuro de la planta". Un ejemplo que ha servido al primer edil para marcar el camino a seguir en cuanto a la conservación de empleos locales.
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Paula Pérez
Graduada en Periodismo por la Universitat de València. Redactora de informativos y productora del magacín...