Doparse o dopar algo
La Columna de Carlos Arcaya: «Doparse o dopar algo»
Alicante
Ayer conocimos la detención de dos personas que se dedicaban a comercializar anabolizantes procedentes de países del Este en gimnasios de Alicante y Murcia.
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Y si me lo permiten, así de una forma más general o más metafórica, pero sin olvidar que en esta tierra bien sabemos de burbujas que terminan por estallar estruendosamente, una advertencia: es cierto que, tras el ejercicio, los esteroides aumentan el tejido muscular, reducen los depósitos de grasa, incrementan la fuerza y aumentan el volumen de sangre. Eso, a corto plazo, supongo que impresiona.
Pero, también tiene sus efectos adversos si se usan de forma indebida: producen acné, hipertensión, cambios en el colesterol, problemas de corazón y de hígado, daño renal, comportamiento agresivo, a los hombres les puede provocar infertilidad y a las mujeres calvicie. E incluso, depresión y suicidio.
Así que doparse o dopar algo, como bien sabemos, va a reportar beneficios a corto plazo, pero puede hacer que te conviertas en un espantajo; vamos, en una birria que termine por provocar pena. Ya me entienden. Huyamos de las propuestas milagrosas.
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