Barcala no necesita a Vox si el precio es la lucha contra la violencia de género

Barcala no necesita a Vox si el precio es quedar en evidencia suprimiendo los puntos violetas contra la violencia machista. O, dicho de otra manera, decantarse por lo más fácil -que no por lo mejor para una ciudad que reclama grandes consensos a gritos-, convirtiendo a la ultraderecha en socio preferencial, trae estas consecuencias. Y no es la primera vez que le pasa, ya tuvo que prorrogar el presupuesto del 2023 a pocos meses de las elecciones.

Ahora Vox amenaza con no aprobar la Ordenanza de Ocupación de la Vía Pública. Bueno, pues que el PP negocie con el resto de partidos. Además, el grave problema de convivencia que tenemos en Castaños y adyacentes no se va a solucionar restringiendo o ampliado los horarios de veladores. Esa decisión solo es parte de un problema más global que también tiene que ver con el modelo turístico y con el modelo urbano de la zona centro.

Es cierto que negociar es complicado, pero si el alcalde lo hace nadie dirá que es capaz de intercambiar un principio básico como es la lucha contra la violencia machista por la gobernabilidad. Y entre sus preocupaciones, más que estar continuamente pendiente de lo que hace la extrema derecha para impedir que amplie su campo de acción, debería estar anticiparse a los grandes retos que tiene esta ciudad.

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