"De nombre... Mariola": un cuento homenajea a las familias donantes y ayuda a niños y mayores a afrontar la pérdida
Antonia Ródenas es la autora de la historia real de esta niña cuyos padres donaron sus órganos a su muerte y que quieren llevar a colegios en un proyecto de animación lectora
Miguel Perdiguero, jefe del Servicio de Coordinación de Trasplantes del General Doctor Balmis, y Antonia Ródenas, autora de "De nombre...Mariola"
Alicante
Mariola es una niña feliz. Le gusta dejar huella en la arena, saltar las olas. Hasta que un día algo en ella se rompe y nadie es capaz de arreglarlo. Sus padres deciden donar sus órganos y, de paso, dejar escrita su historia en "De nombre... Mariola", un libro de la editorial Degomagón que pretende rendir homenaje a la pequeña, a las familias que donan y, además, concienciar tanto a adultos como a niños de que la muerte forma parte del proceso de la vida.
Antonia Ródenas, autora de cuentos infantiles, dio forma a la idea que le trasladó en una sala de espera del hospital el propio jefe del Servicio de Coordinación de Trasplantes del General Doctor Balmis, Miguel Perdiguero.
"No hay muchas donaciones de órganos infantiles, pero son las que te marcan", explica Perdiguero. Son situaciones muy críticas. De hecho, para Ródenas también fue un reto, ya que estaba acostumbrada a escribir para niños desde otra perspectiva, reconoce, y esto para ella fue "como una catarata".
En el cuento se habla de Mariola y de lo feliz que era. El texto fue de un lado para otro porque quisieron que entraran detalles reales de la niña, como su afición al brócoli. Además, Eva Sánchez, la ilustradora, tuvo una sensibilidad muy especial en un tema que no es fácil, coinciden ambos, y "pilló el ritmo de esta historia perfectamente".
El acompañamiento que se realiza a la familia les traslada a ese sueño tan profundo que da la vida a los otros niños, apunta el doctor, que resalta cómo en el momento final de la gente, llegas a un momento de la verdad. "Aprendes un montón de la gente y de cómo se enfrenta a la pérdida", y se ve que alguien "ha triunfado" porque lo que deja es un reguero de gente fantástica que le quieren, explica.
"A veces intentamos dulcificarlo tanto, camuflarlo tanto, que los niños andan más perdidos", incide la autora. Por eso, la idea es llevar el cuento a un proyecto de animación lectora en los colegios con actividades para concienciarlos en la donación, de forma que se les pueda enfrentar al proceso de morir y concienciar a los niños más pequeños.