Ocio y cultura

Realidad o leyenda: las marcas en las piedras de la Colegiata y el Palau Ducal de Gandia

Indagamos en las marcas lineales de las piedras del muro de la Colegiata y del Palau Ducal de Gandia

Marcas lineales en las piedras del muro de la Colegiata y del Palau Ducal de Gandia / Cadena SER

Marcas lineales en las piedras del muro de la Colegiata y del Palau Ducal de Gandia

Gandia

Seguro que más de una vez se han fijado en las marcas que se pueden ver en los laterales de la puerta de acceso a la Colegiata de Santa María de Gandia, y también en el Palau Ducal. Algunos dicen que los verdugos de la época afilaban ahí las espadas y hachas con las que luego decapitaban a las víctimas, también habrán oído la teoría de que los pobres aprovechaban esta pared para afilar sus pequeños cuchillos, o incluso que son marcas de los arañazos del Demonio, que se enfadaba por no poder entrar en la Iglesia.

Son muchas las versiones que se escuchan, pero ¿Quién marcó las paredes y dejó secuelas siglos después?

Si viajamos por distintos lugares de España, descubriremos que no solamente encontramos estas marcas en Gandia, sino que también existen en la puerta románica de la Catedral de Valencia, conocida como la Porta de l’Almoina, o también en distintas construcciones de Salamanca y otras comunidades. Además, no solo se limita a Iglesias, Catedrales o Basílicas, sino que también se encuentran en edificios, como es el Palau Ducal.

Cerca de los mercados

Ante esta casuística, el historiador gandiense Vicent Lloret, explica que la única característica que tienen en común todas las construcciones, es el material con el que están hechas: una piedra arenisca, que era utilizada habitualmente para afilar herramientas cotidianas como cuchillos, punzones o navajas. Los edificios que presentan estas marcas, además, estaban cerca de los lugares donde se celebraban los mercados de la época. Por tanto, se convierten en un lugar perfecto para afilar los cuchillos de los carniceros con los que cortaban, por ejemplo, la carne que vendían.

La explicación a estas marcas nos deja sin verdugos, y sin Demonios, y nos plantea que ya en la época reinaba la practicidad: las marcas que vemos en los edificios son en realidad la muestra de la cotidianidad de los trabajadores de la época, que distaba, en este caso, de la originalidad de las leyendas.

Pero estas no son las únicas marcas que se ven en las paredes de la Colegiata, sino que además, desde la puerta de Santa María, hasta llegar a la puerta de los Apóstoles, se pueden ver las marcas de cantería.

En este caso, la explicación que seguramente habrán oído es la de que los antiguos trabajadores utilizaban la pared para fichar en el trabajo: apuntaban en forma de símbolos y alegorías el trabajo realizado, en un momento en que no se cobraba por horas, sino por avances visibles. No obstante, esta teoría pierde peso porque son muy pocas las marcas de este tipo, y si fuese así, estarían las paredes llenas.

¿Reuniones clandestinas?

La explicación que coge más peso es la de las reuniones clandestinas de los maestros picapedreros, que tendrían sus cuerpos ideológicos y gráficos y, a través de estos símbolos, intentarían dejar constancia de cómo era la construcción de una iglesia.

Así que parece que los avances en la investigación histórica frenan de un portazo las indagaciones propias de las leyendas, que se han propagado como la pólvora. En el caso de las marcas en los edificios de la ciudad de Valencia, nuestro compañero César Guardeño también ha profundizado en las explicaciones reales, y ha dejado constancia en el artículo que se puede leer en este enlace.

Vicent Lloret, en su espacio "Perpètua Memòria" de Hoy por Hoy Gandia

08:55

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