El Sporting La Nucía vuelve de San Pedro del Pinatar con un castigo inmerecido
Los de Dada pagaron cara su falta de puntería
Benidorm
La visita del Sporting La Nucía a la cancha del Pinatar se podría incluir en el apartado de películas de suspense tras protagonizar un encuentro en el que tuvo todo para ganar y en el que llegó a dominar con claridad sobre su rival, pero del que no obtuvo el merecido premio.
Fueron unos primeros minutos igualados, sin un dominador claro en el juego, y en el que a ambos equipos les costaba llegar con facilidad al área rival. El Sporting La Nucía tuvo varias opciones de adelantarse en el marcador, pero lo que llegó primero fue el 1-0 para los locales con un tanto de Álex en un disparo que se coló por el mínimo hueco que dejó la defensa nuciera.
No cesaba en su empeño un Sporting La Nucía, que lograba hacerse con el balón, pero con el mismo problema que en las anteriores jornadas: la falta de efectividad y, de nuevo tras varias opciones desperdiciadas, llegó el 2-0 con un gol de Arroyo por la escuadra desde el lateral del área.
Como si de una película de terror se tratarse, el balón parecía que no quería entrar. Los de Dada disfrutaron de varias ocasiones seguidas con saques de banda y córner, pero siempre se encontraban con una defensa murciana muy bien colocada o con el poste.
Pasaban los minutos y, sin un dominador claro, el marcador seguía sin moverse y el tiempo corría para un conjunto nuciero que seguía sin tener fortuna de cara a gol. Y eso que lo intentaba una y otra vez hasta que se llegó al descanso.
Tras el pase por vestuarios, el Sporting La Nucía salió con más determinación de cara a la portería rival, pero el balón seguía sin entrar.
A los dos de juego de este tiempo, Pinatar se quedó con un jugador menos por una doble amarilla a Juanpi tras una falta sobre Kiwi.
Justo un minuto después llegó el esperado premio para La Nucía con un tanto de Óscar Díaz. Gol importantísimo que, además de acercarle en el marcador, le dio gasolina al equipo que comenzaba a llegar con aún más peligro a la portería rival.
Al mismo tiempo que Kilihan bajo palos, se hacía tan grande como la puerta que defendía para evitar que llegara el tercero local y aguantar el marcador para los suyos. Si grande se hacía balo palos, grande se hizo, también con los pies, para salir con el balón hasta la portería rival y poner el empate en el marcador.
A falta de dos minutos para el final, Peloncha vio la segunda amarilla y justo un minuto después, Cobarro puso el tercero para los locales y el 3-2 definitivo.
Derrota que no refleja el gran trabajo del equipo en todo momento en un partido en el que mereció más y que bien pudo ganar.