Con el asunto de la vivienda, menos política mediática y muchas más actuaciones concretas y decididas

Alicante

Al margen de la inmigración, que como preocupación ciudadana es algo bastante ficticia, nuestro principal problema social es la vivienda.

Mientras los jóvenes se manifiestan, ayer en pleno, el alcalde Barcala anunciaba la construcción de 6.000 viviendas en Alicante antes de que concluya el mandato en 2027; el presidente Mazón se congratulaba de haber avalado la compra de 156 viviendas por jóvenes y el PP en les Corts criticaba que el anterior ejecutivo de la Generalitat no hubiera hecho nada por solucionar este problema en sus ocho años de gobierno.

Pero la crítica se la podrían haber hecho a ellos mismos, porque en ninguna autonomía o municipio -tampoco los gobernados por el PP, ahí está la capital alicantina- se empezaron a tomar medidas tras la crisis de 2008 y el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Todos han llegado tarde a la hora de dar respuesta eficiente a esta demanda y más teniendo en cuenta que las casas no se construyen de la noche a la mañana. Se inician menos viviendas que nuevos hogares se crean, el turismo tensiona la falta de casas y los precios suben mucho más que los sueldos.

Así que, menos política mediática y muchas más actuaciones concretas y decididas porque el problema tiene una magnitud -en cifras- tremenda.

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