Complacer debe ser con placer
Hay muchas personas que complacen a los demás sin pensar en ellas mismas
Psicología en Hoy por Hoy Villena
Villena
Está bien querer agradar a los demás, ser generoso o atenderlos cuando nos necesitan, pero esto puede ser un problema si lo vivimos como una necesidad no como una preferencia, cuando el precio que tenemos que pagar es renunciar a nuestros propios valores, necesidades o identidad como individuo único y especial, el precio de nuestra amabilidad es demasiado elevado.
Complacer a los demás se convierte en la fórmula mágica para sentirse valorado y para protegerte del abandono y del rechazo.
Esta actitud también tiene su origen en la evitación de conflictos, un déficit de habilidades sociales asertivas nos lleva a no saber manejar situaciones de enfrentamiento o simplemente a rechazar una demanda.
Resumiendo, complacer a los demás está motivado por miedos emocionales como miedo al rechazo, miedo al abandono, al conflicto, a la confrontación, a las críticas, a estar solo y miedo a la ira. No te permite expresar las emociones negativas que experimentas respecto a los demás.
Cuanto más te identifiques con ser amable en vez de ser franco, más dudas, inseguridades y miedos experimentarás, aunque tengas éxito en agradar a los demás, siempre descubres que tu miedo no disminuye ni se alivia, de hecho manteniendo está conducta con el tiempo se fortalecen.
Cuando lo hacemos por la incapacidad de expresar nuestras emociones negativas a los demás, como el enfado o el resentimiento, provocamos que aumente nuestro estado ansioso y deprimido. Es mejor reconocer que las emociones negativas entre personas son inevitables y que es adecuado aprender a expresarlas efectivamente, expresar la ira de manera adecuada es una poderosa herramienta para comunicarnos y minimizar los problemas y optimizar los placeres.
No siempre estamos capacitados para complacer al prójimo. Piensa en ello para encontrar el verdadero equilibrio