'Atacama Spirits', 650 kilómetros de los Andes al Pacífico para ciclistas sin mal de altura
La alicantina María Isabel Vicente acaba de volver de Chile tras colgarse la medalla de bronce
María Isabel Vicente, una forajida en el Atacama Spirits
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Alicante
La organización de la 'Atacama Spirits' anuncia esta prueba como "un evento deportivo que cambia vidas". Y añaden que tras participar en esta carrera de bicicleta "no volverás a ser el mismo". Lo cierto es que la prueba tiene condicionantes suficientes como para emocionar a unos participantes que no deben sufrir de mal de altura o por lo menos, deben iniciar la carrera con una buena aclimatación ya que el trayecto puede alcanzar los 5.700 metros.
Además, los ciclistas -este año han sido 71 los elegidos- tendrán que soportar temperaturas que oscilarán entre los 35 grados y los cero grados. Van a tener que atravesar tramos complicados de hasta 10 kilómetros en los que arrastrarán sus bicicletas. Y tendrán que pedalear con vientos de cara brutales, secos, que les harán sentir impotentes.
A cambio de todos estos padecimientos -y alguno más-, los ciclistas van a disfrutar de amaneceres y puestas de sol subyugantes; de paisajes tan bellos como extremos ya que en este desierto hay zonas en las que no cae una gota de lluvia desde hace muchos años; de pequeñas localidades en los que habitan personas que demuestran que el género humano casi siempre merece mucho la pena; y terminarán refrescando sus piernas en las aguas del Océano Pacífico. Y todo ello tras recibir la medalla que certifica que ya son 'espíritus de Atacama'.
Y si todos estos ingredientes no fueran suficientes hay que añadir uno más; el corredor va a contar con la cercanía y el cariño de unos organizadores que han convertido la 'Atacama Spirits' en una prueba con un carácter familiar.
Todo esto nos lo ha contado una veterana 'forajida' María Isabel Vicente, que acaba de regresar de este desierto con la medalla de bronce al cuello. Asegura que se ha vuelto con Atacama en el corazón y que se siente una persona afortunada tras haber disfrutado de las siete etapas y de uno de los lugares más bonitos de la tierra. Además, también se emociona al recordar el trato de los organizadores.
Por tanto, la conclusión es que no parece una exageración que esta carrera transforme a quienes participan en la misma.