Leonor Ruiz, catedrática de la UA residente en Paiporta: "No funciona ningún colegio y no se puede transitar por las calles, es el día de la marmota"
Un mes después de la riada, en Hoy por Hoy Alicante, Ruiz denuncia que aunque haya agua en las casas, luz o wifi y alcantarillas más o menos limpias, se está aún muy lejos de alcanzar la normalidad
Leonor Ruiz, catedrática de Lengua de la UA, y Pablo, desde Paiporta, en Hoy por Hoy Alicante, pasado un mes de la DANA de Valencia
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Alicante
Leonor Ruiz Gurillo, residente en Paiporta, zona cero de la DANA, y catedrática de Lengua Española de la Universidad de Alicante, ha regresado, un mes después de la riada, a Hoy por Hoy Alicante.
Este viernes 29 es la fecha exacta en la que fallecieron 222 personas por una riada que asoló varios municipios. "Ha pasado un mes y seguimos bastante mal", lamenta.
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En positivo, dice que tienen lo básico: agua en las casas, luz o wifi, alcantarillas más o menos limpias y se han desalojado las calles de los coches arrastrados. Sin embargo, muy lejos está aún alcanzar la normalidad, porque son muchas las cosas que "aún no se han hecho", lamenta.
Lo que más les preocupa son los garajes de las fincas, que continúan hasta arriba de lodo, lo que hace que emerjan aguas fecales en los domicilios. Y la toxicidad de un barro que se arroja a los campos y que les obliga a seguir empleando mascarillas y botas de agua por el polvo que emite cuando seca.
Denuncia también que en Paiporta no funciona "ningún colegio", ni tienen servicios mínimos. Y a duras penas ha conseguido abrir una quincena de negocios. Se necesita aún mucha maquinaria, insiste, y aunque sí están los efectivos de la UME y las diferentes policías trabajando, los vecinos, tras un mes de intenso trabajo de "pico y pala, estamos ya agotados", dice.
Ahora, a su casa, un tercer piso, han vuelto a vivir su hija Sara (que perdió la suya) y la novia de su hijo Pablo. El joven ha estado desde el primer día ayudando como voluntario. Ambos siguen agradeciendo el trabajo de quienes colaboran sin esperar nada a cambio. Sin embargo, la sensación de abandono institucional sigue estando ahí.