Cómo crear un arco narrativo para una marca
Crear un arco narrativo para una marca implica diseñar una historia que conecte con el público y le ofrezca un sentido de pertenencia. Hoy hablamos de este interesante planteamiento para las marcas con Fran Torreblanca
Marketing con Fran Torreblanca
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Villena
Es evidente que debemos comunicar las bondades de un producto o servicio, pero lo ideal es tejer una trama que impacte con las emociones y aspiraciones de los consumidores. Como en cualquier narrativa, la marca necesita un protagonista, un conflicto y una resolución. La marca misma debe ser vista como un personaje que enfrenta desafíos, evoluciona y logra un propósito superior. Este proceso convierte al consumidor en un espectador que se identifica con esa historia.
El primer paso es definir la esencia de la marca. ¿Quién es? ¿Qué representa? Esta identidad debe estar clara y ser auténtica. Las marcas exitosas generan valores y promesas que van más allá de sus productos. Una vez establecida la identidad, se debe explorar cuál es el conflicto que resuelve la marca. Hay que solucionar problemas de tipo funcional, por supuesto, pero también abordar necesidades emocionales profundas.
Lo que hace que el público conecte con la marca es el conflicto, el problema. Y, por extensión, el propósito de la marca para resolverlo. Los retos pueden ser externos, como las dificultades del mundo moderno, o internos, como la búsqueda de autoafirmación. La historia debe fluir de manera que el consumidor se sienta parte de esa lucha y, eventualmente, de la victoria. Esta conexión emocional transforma al cliente en un aliado, alguien que quiere ser parte del viaje.
La marca debe mostrar cómo supera ese conflicto. Pero no debe hacerlo de manera arrogante o irreal, ya que la vulnerabilidad es parte del encanto. Mostrar errores, aprendizajes y cambios en la estrategia humaniza a la marca y refuerza su autenticidad. La evolución no es solo la historia de un éxito. Es, más bien, la historia de un progreso y de un camino recorrido con esfuerzo.
El desenlace es fundamental para cerrar el ciclo, como en una buena película. La historia debe desembocar en un logro que refuerce la misión de la marca. Este logro, sin embargo, no debe significar el fin, sino el inicio de un nuevo ciclo. Las marcas con mejores narrativas son aquellas que muestran que la historia continúa, que el viaje de superación sigue. Así, el consumidor se queda expectante, queriendo más, listo para acompañar en el próximo capítulo.
Para cerrar el programa, una reflexión clara: Las marcas necesitan historias que inspiren
No hay espacio para relatos vacíos. En un mundo saturado de mensajes publicitarios, una narrativa auténtica y bien estructurada se convierte en el ancla que capta la atención y la fidelidad. Al final, una marca sin historia es solo un producto más, por ello, una marca con un arco narrativo bien definido se transforma en un referente emocional, en una voz que acompaña al consumidor en su propio viaje.