La golondrina nos visita por primavera para reproducirse alimentándose de insectos

Gandia

La golondrina es un pájaro que nos anuncia la llegada de la primavera y nos acompaña durante todo el verano. Una especie habitual en los núcleos urbanos.

De este pájaro nos ha hablado el ambientólogo Ismael Aznar en su sección “Ambientalment” en el programa Hoy por Hoy Gandia.

Hay varios tipos de golondrina, pero las más habituales en nuestra zona son la “común” y la “de cola blanca”; estas dos son las que hacen los nidos de barro en nuestros balcones o en las fachadas de edificios.

La “común” en nuestras ciudades tiene el lomo negro desde la cabeza hasta la cola, que es más alargada, y la cara es roja.

Y la de cola blanca, llamada “avión común”, tiene la cola blanca en la parte superior y es más corta. Recibe este nombre, según nos explicaba Aznar, “porque cuando la vemos volando por nuestro municipio adopta una forma que nos recuerda a una avioneta”.

Pesan unos 20 gramos de media y sus movimientos migratorios son sorprendentes. Pasan el verano con nosotros pero el resto del año lo pasan en el continente africano, más al sur del Sáhara. Las que vienen a la península ibérica suelen vivir en el Golfo de Guinea. Es decir, que hacen dos viajes al año de unos 3.500 quilómetros.

Las golondrinas que vienen a España lo hacen porque son aves estivales y buscan temperaturas más suaves en Europa y aquí tienen alimento suficiente, con cantidad de insectos voladores, para reproducirse. Son unas condiciones más que favorables para su reproducción.

Nuestro ambientólogo particular nos asegura que el hecho de que su alimentación se base en insectos voladores nos beneficia. Una golondrina puede consumir más de 800 insectos al día. Son aves pequeñas pero al estar en época de cría necesitan más alimento para llevarlos al nido donde están las crías.

Así, “nos reducen las molestias de los mosquitos en verano y también ayuda a controlar plagas agrícolas, forestales y la propagación de enfermedades a través de insectos voladores”, según Aznar.

Al hablar de golondrinas hay que recordar que sus nidos en balcones o fachadas de edificios están protegidos. No podemos destruirlos. Pueden provocar molestias al ensuciar el balcón con excrementos. Ante esto, podemos optar por alternativas sencillas, por ejemplo, una bandeja para excrementos de golondrina que podemos encontrar fácilmente.

Además, al ver el nido podemos pensar que esa golondrina acaba de recorrer 3.500 quilómetros para criar. “Y no se merece que rompamos la que es su casa hasta que pase el verano”, insiste Aznar.