La educación 'online' ha llegado para quedarse, pero solo en situaciones de emergencia

València

Las clases online han venido para quedarse. Tras la pandemia, hace cinco años, los centros educativos se vieron obligados a adaptar su actividad a las normas del confinamiento. Fueron meses de clases por videollamada y correos electrónicos, algo que en el momento supuso un gran esfuerzo para los docentes, pero que ahora se ha traducido en una mayor capacidad para poder adaptarse a esta modalidad en el momento que la realidad así lo exija.

Así lo reconoce Miguel Ángel Mora, director general de Escuela Viva, que es una fundación que agrupa escuelas católicas, aunque esta visión de la situación se comparte también desde los centros públicos. Mora asegura que la educación en línea se ha normalizado, pero pone el foco en que han sido los propios centros los que han hecho el esfuerzo principal para adaptarse.

En ese sentido, el presidente de la asociación de Directores de Institutos de la Comunitat Valenciana, Toni González Picornell, resalta que aunque el esfuerzo de los docentes ha contribuido a poder ofrecer un servicio de buena calidad a los alumnos, es necesaria mucha más implicación desde la administración. Especialmente para dotar a los centros de mejores equipos informáticos, asegurar que todos los alumnos tengan la posibilidad de acceder a un ordenador o, lo más importante, que los centros educativos tengan una conexión de internet que permita dar clases por vía telemática sin colapsar.

Otro de los retos que han tenido que afrontar ha sido el de formar a muchos docentes en conocimientos digitales para que sean capaces de adaptar su labor al mundo virtual. Eso es algo que hacen los propios centros pero siguiendo los parámetros que ha marcado la Unión Europea recientemente, ya que ha establecido un marco de capacitación por niveles, similar al marco lingüístico, desde el A1 hasta el C2, para reconocer el conocimiento digital de los docentes.

Aun así, tanto González Picornell como Mora tienen claro que la educación virtual ha venido para responder a situaciones de emergencia como el covid-19 o la DANA, pero en ningún momento para sustituir a la presencialidad. Algo que, según Mora, es el factor determinante para que la educación, especialmente en las etapas más tempranas, cumpla todas sus funciones: transmitir conocimientos, pero también ayudar a construir la identidad del alumnado.

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