Rentabilizar el tren

Alcoy

Hay que valorar la noticia en su justa medida. Los 160 millones de euros que se anuncian para la renovación y mejora de la línea férrea Alcoy-Xàtiva representan la mayor inversión recibida por estas comarcas en las últimas décadas. El volumen de dinero destinado a estos trabajos recién iniciados sólo es comparable al de una infraestructura emblemática, que ha cambiado para siempre nuestras vidas: la autovía central. Toca pues felicitarse por la reparación de una injusticia histórica, que había dejado a este maltrecho tramo ferroviario en un vergonzante limbo de abandono y de deterioro, en el que ha vegetado durante más de 40 años.

En medio de este ambiente de comprensible euforia ferroviaria, sorprende la aparente inexistencia de una propuesta definida destinada a rentabilizar este enorme gasto de fondos públicos. Al margen de las previsibles referencias al aumento de la velocidad del viaje y a la mejora de la seguridad, los políticos no nos han proporcionado ninguna pista sobre qué va a pasar con el tren cuando estén terminadas estas obras. En estos momentos, nadie sabe exactamente si el tramo ferroviario va a seguir como siempre –trasbordos en Xàtiva y un número ridículo de frecuencias diarias- o si la Administración va a hacer un esfuerzo para convertir el servicio en un verdadero tren de cercanías que nos una con Valencia.

Los 160 millones de euros gastados en estas reformas hacen obligada una actuación en profundidad. Hay que coger una línea férrea situada el borde de la muerte, resucitarla y convertirla en un sistema de transporte útil, moderno y atractivo para la ciudadanía. Este ambicioso plan de mejora del tramo ferroviario es un primer paso esperanzador, pero quedaría reducido a un carísimo parche si no va acompañado por un proyecto estratégico destinado a potenciar el uso del tren entre unos usuarios que casi se habían olvidado de su existencia.